Cada feminicidio deja un tremendo impacto en las familias bolivianas. No solo se trata de la tremenda pérdida de la vida de una mujer, pues muchas veces ellas son padre y madre para sus hijos.
Cada feminicidio deja un tremendo impacto en las familias bolivianas. No solo se trata de la tremenda pérdida de la vida de una mujer, pues muchas veces ellas son padre y madre para sus hijos.
Hasta el 20 de junio de este año, 41 mujeres han sido registradas como víctimas de feminicidios. Esto dejó 54 niños y adolescentes huérfanos de madre y en muchos casos también se resignan a perder a sus padres, pues muchas veces se trata también del victimador.
La psicóloga Stefany Morales, señaló que además de la pérdida de los padres muchas veces los hijos también quedan peligrosos traumas que deben superar con ayuda.
“Para conocer cualquier tipo de violencia y ejercerla no es necesario vivirla, sino basta con verla o estar en ese entorno en el que la violencia y está normalizada”, señaló Morales.
Ante este panorama, sin madre y muchas veces con el padre tras las rejas, los niños son entregados en el mejor de los casos a las familias ampliadas, en otras situaciones son recibidos en hogares de acogida y posteriormente son entregados en adopción.
La directora del Servicio Departamental de Políticas Sociales de Cochabamba, Mariela Arzeb, advirtió que los recursos económicos que se presupuestan para los hogares de acogida desde el gobierno son insuficientes y que el número de niños en los albergues va en aumento.
“Todas las instituciones involucradas en el tema de denuncias de atención a población vulnerable tienen que priorizar siempre el factor profesional y no así político. Esto conlleva a la revictimización”, señaló Arzeb.
Correo del Sur