Denuncian que la Justicia boliviana tiene frenada la causa por la muerte de Sebastián Moro

Una de las hermanas de Sebastián Moro, el periodista argentino presuntamente asesinado en Bolivia tras el golpe contra Evo Morales, denunció que la investigación de su muerte en ese país «no se mueve» porque «hay una fiscalía complaciente con la derecha».

Penélope Moro adelantó, en una entrevista con Télam, que la familia solicitará al Estado argentino que «pida explicaciones» al Poder Judicial boliviano por la inacción de la causa.

«En Bolivia hay una fiscalía complaciente con la derecha, es una Justicia que impera desde siempre.No tiene trayectoria ni perspectiva de derechos humanos. No hay un avance en las investigaciones y la causa no se mueve», advirtió Moro, que también es periodista.

El 10 de noviembre de 2019 Sebastián Moro fue hallado seminconsciente en su domicilio en La Paz, que por entonces vivía horas de tensión y violencia con policías acuartelados y grupos armados que atacaban a simpatizantes del Movimiento al Socialismo (MAS).

Los hostigamientos incluyeron, en la víspera del golpe, un ataque al director de la radio de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), para la que trabajaba el periodista argentino oriundo de Mendoza.

Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera, presentaron las renuncias el mismo 10 de noviembre de 2019, luego de que el entonces jefe del Ejército, Williams Kaliman, exigiera su apartamento de la Presidencia, en una decisión que implicó una desobediencia a la cadena de mandos y que el jefe militar atribuyó a la necesidad de «pacificar» el país.

Sobre el hallazgo de su hermano semiinconsciente, Penélope Moro contó a esta agencia que «un amigo de la familia encontró su puerta abierta y a Sebastián en la cama», y que entonces ellos le pidieron que lo llevara a una clínica; al tomar conocimiento de esta situación, Penélope viajó a Bolivia junto a su madre, Raquel Rocchietti, y su hermana Melody.

«Le diagnosticaron un accidente cerebrovascular (ACV) y estuvo internado una semana en coma hasta que falleció el 16 de noviembre», recordó.

La familia, desde el primer momento, creyó que era imposible que un ACV le produjera a Sebastián las otras lesiones que se encontraron en su cuerpo: golpes y moretones que un médico externo asoció con señales de torturas.

«Lo primero que hice cuando llegué fue destaparlo, y vi golpes. Un médico me dijo que eran típicos de tortura. Hasta tenía un desplazamiento de pulmón», detalló Penélope.

«En este momento estamos tratando de que la fiscalía boliviana a cargo de la causa solicite todos estos informes, pero no los podemos enviar si no hay un pedido desde ese país», remarcó su hermana sobre la empantanada situación de la causa judicial.

Para Penélope, la inactividad es producto de una Justicia atrasada, no sólo «en materia de tecnología forense», sino también en «materia judicial e ideológica», la cual, reprochó, «no tiene trayectoria ni perspectiva de derechos humanos».

«Hay concepciones culturales distintas que complican el avance de la causa», insistió.

Pese a esto, la familia Moro pedirá al Gobierno argentino que a través de su Cancillería le solicite al Poder Judicial y al ministerio público de Bolivia que agilicen la investigación sobre la muerte del periodista de 40 años.

«Estamos con un petitorio de firmas para que nuevamente el Estado le pida a Bolivia explicaciones de cómo sigue la causa de Sebastián», insistió su hermana, que confía que haya «novedades en las próximas semanas».

El caso

Sebastián Moro llegó a Bolivia en el año 2018 luego de que la gerencia de Radio Nacional, bajo la gestión de Cambiemos, dejara de cubrir los casos de lesa humanidad ocurridos durante la última dictadura cívico-militar, una tarea que se había convertido en la especialidad del periodista mendocino.

A los pocos meses de arribar a Bolivia, Moro consiguió empleo en Radio Comunidad y en Prensa Rural, la emisora y la revista semanal de la CSUTCB, la central sindical boliviana.

El 9 de noviembre por la mañana, un día antes de que fuera hallado tendido en su cama, Sebastián Moro recibió un llamado de su jefe, José Aramayo, quien le ordenó no concurrir a su trabajo en la CSUTCB por la posibilidad de que un grupo de choque opositor atacara la sede de la central sindical.

«A las cinco o seis de la tarde veo en Telesur a su jefe Aramayo amarrado a un árbol, estaba siendo linchado», recordó Penélope sobre el cariz que iba tomando la actuación callejera de los comités cívicos y otros sectores políticos que promovían el golpe contra Morales, y además reveló que en esos primeros momentos le pidió a su hermano que «apagara el celular» porque podría ser rastreado «por Inteligencia».

Aparte de su trabajo en la CSUTCB, Sebastián Moro escribió notas como corresponsal desde La Paz para medios argentinos, entre ellos el diario Página/12, medio en el que publicó su última nota, titulada «Un golpe de estado en marcha en Bolivia».

«Sebastián nos llama a las 8 de la noche (del 9 de noviembre de 2019) para decirnos que ya había enviado la nota para Página, nos cuenta que se está destruyendo todo La Paz, pero que quería salir a dar una vuelta para despejarse», repasó su hermana.

Y agregó: «Desde ahí no nos pudimos comunicar más con él».

Penélope planteó que los últimos días de la vida de su hermano, al que describió como un «gran lector» de escritores como Juan Gelman, Paco Urondo, Rodolfo Walsh, Miguel Briante, César Vallejo y Clarice Lispector, reflejan «un círculo» entre el ámbito en el que se desempeñaba y su trágico final.

«Se fue de Mendoza investigando el funcionamiento del Terrorismo de Estado en la provincia y terminó su vida anunciando un golpe», subrayó Penélope.

Y en relación al golpe que se produjo en Bolivia, añadió que la familia y allegados de Sebastián nunca se imaginaron «que iba a ser un golpe a la vieja usanza y con militares, como en el Plan Cóndor».

En octubre del año pasado, Penélope, su hermana Melody y su madre Raquel lanzaron una campaña una campaña internacional para pedir Justicia que cuenta con la adhesión de gremios y organismos de derechos humanos, entre ellas Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), e HIJOS Capital, entre otros.

«La familia Moro presentó denuncias en la Justicia Federal en la Argentina para que la causa sea declarada como posible delito de lesa humanidad», informó en el documento divulgado por las organizaciones hace ya siete meses.

Poco después del hallazgo de Sebastián semiinconsciente, Morales dejaba la capital hacia el Chapare, donde el 11 de noviembre de 2019 partió al Distrito Federal en un avión, enviado por la cancillería mexicana. Antes de dejar su país, Morales denunció que había sido derrocado por un golpe de Estado «cívico, policial y militar», que coincidió con protestas opositoras en las calles y ataques a los miembros del MAS, como también a sus familiares y a sus casas.

Durante aquellos días se produjeron las denominadas masacres de Sacaba y Senkata, cuando integrantes de las FFAA de Bolivia y de las fuerzas de seguridad -ya con Jeanine Áñez al mando del Ejecutivo-, dispararon indiscriminadamente contra manifestantes, lo que dejó un total de 27 muertos y cientos de personas heridas.

En Bolivia, la causa judicial que investiga las circunstancias por las cuales Sebastián Moro resultó muerto está caratulada con el delito de homicidio y tramita en el Juzgado 10° de Instrucción Cautelar en lo Penal de La Paz.

La instrucción del caso estuvo en manos de la fiscal Dubravka Jordan Velázquez aunque en las últimas semanas se apartó a partir de un pedido realizado por la abogada que patrocina a la familia, Mary Carrasco, y fue reemplazada por los fiscales Juana Cortez Choque y Cristhian Fernando Copa Salguero, según detallaron fuentes que siguen la causa en Bolivia.

La familia de Sebastián Moro, tras la solicitud a Cancillería, prepara una presentación en el Congreso en el marco de la campaña internacional que reclama justicia por la muerte del periodista.

Fuente: Telam

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