Como parte de un sexto paquete de sanciones contra Rusia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propuso prohibir las importaciones del petróleo ruso a los países del bloque, medida que no ha sido bien recibida por los miembros del bloque europeo que dependen en gran medida de ese vital recurso.
«Nos aseguraremos de eliminar el petróleo ruso de forma ordenada para maximizar la presión sobre Rusia, minimizando el impacto en nuestras economías», añadió Ursula von der Leyen.
Pero la medida fue tomada escepticismo por varios Estados miembros del bloque que ya dejan en claro que ello causaría un daño invaluable a sus economías, prácticamente deteniendo la producción en la mayoría de los sectores.
Europa es el destino de casi la mitad de las exportaciones de crudo y productos derivados del petróleo de Rusia y en general la UE depende de Moscú para el 26 por ciento de sus importaciones.
Eslovaquia y Hungría son dos países especialmente dependientes de la energía rusa y el año pasado importaron de allí 96 y 58 por ciento, respectivamente, de su crudo y productos derivados del petróleo.
Después del discurso de Von der Leyen, el Gobierno húngaro apuntó que no ve ningún plan ni garantía para la seguridad energética de su país, por lo que estaría dispuesto a vetar las nuevas sanciones que la Unión Europea planea introducir.
Hungría no puede apoyar el embargo no por cuestiones políticas, sino puramente económicas y de seguridad energética, afirmó en tanto el ministro de Asuntos Exteriores y Comercio húngaro, Péter Szijjártó.
Igualmente, el Ministerio de Economía de Eslovaquia aseguró que buscará una exención de cualquier embargo del petróleo ruso porque depende casi por completo del que obtiene a través del oleoducto Druzhba.
Ese país afirma tener reservas para 120 días y el ministro de Economía, Richard Sulik, afirmó que la única refinería del país, Slovnaft, no puede instantáneamente prescindir del crudo ruso para empezar a utilizar otro, ya que este es un proceso que podría llevar varios años.
Mientras, el titular del Ministerio de Industria y Comercio de la República Checa, Jozef Síkela, subrayó que Praga está dispuesta a apoyar la imposición del embargo solo si las compras conjuntas de energía resultan efectivas y la comunidad tiene las reservas para cubrir el déficit en el mercado europeo, dijo.
España, Italia y Grecia también actuaron como frenos al embargo petrolero y en los países del sur de Europa el inevitable aumento previsto en los precios de la energía es visto con gran preocupación por los consumidores.
En tanto, Austria y Alemania apoyan la medida de la UE, aunque lo ven con temor pues se el petróleo ruso tendrá que ser sustituido por alternativas más caras de otros países.
Por su parte, los analistas afirman que será posible cortar los lazos petrolíferos de Europa con Rusia, pero el esfuerzo llevará tiempo y puede provocar escasez y un aumento de los precios de la gasolina, el gasóleo, el combustible para aviones y otros productos, una situación que podría perjudicar a los consumidores que ya están luchando contra la inflación y, en última instancia, hacer descarrilar la recuperación económica de la pandemia.
Fuente: Al Mayadeen