Un joven robó contraseñas de Wi-Fi y luego las vendió en Facebook, lo arrestaron
Foto: Policía Boliviana
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Cada vez que enciendes el televisor, te conectas a internet o hablas por teléfono, las ondas eléctricas de esos aparatos generan una niebla electromagnética -en inglés, electrosmog- que no puedes oler ni ver… pero que te rodea inevitablemente. Los científicos llevan años investigando esta cuestión y debatiendo cuán peligrosos son realmente los efectos de esas ondas. ¿Es malo el wifi para la salud? ¿Nos está matando poco a poco la sobreexposición a los celulares? Esos son preguntas que cada vez se hacen más personas en el mundo y en 2014, la OMS publicó un extenso informe sobre las ondas electromagnéticos de los celulares, que fueron clasificadas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer como «posiblemente carcinógenas». Esto significa que el riesgo no pudo comprobarse… pero tampoco descartarse. Y, en 2015, una mujer obtuvo una pensión de discapacidad en Francia tras asegurar que sufría hipersensibilidad electromagnética (EHS), una condición reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lleva años investigándola. Aumento sin precedentes «A medida que las sociedades se industrializan y la revolución tecnológica continúa, hemos experimentado un aumento sin precedentes del número y diversidad de fuentes de campos electromagnéticos. Esas fuentes están vinculadas a computadoras, teléfonos móviles y estaciones base», alertó el organismo en 2005. La institución aseguraba entonces que los síntomas de la EHS «no son específicos», pero suelen traducirse en problemas dermatológicos, como rojeces o sensación de ardor, y en síntomas vegetativos, como fatiga, cansancio, náuseas o problemas de concentración. A más de una década de esas afirmaciones, sin embargo, pocos países reconocen la hipersensibilidad electromagnética como una enfermedad (Suecia es una excepción). Pero los estudios sobre la cuestión también se han multiplicado, como también lo ha hecho el número de celulares y de conexiones a internet en todo el planeta. Y no queda duda de que el «electrosmog» -el conjunto de radicaciones electromagnéticas generadas por esas y otras tecnologías- está aumentando. ¿Qué puedes hacer para reducir tu exposición? Poniendo distancia con el celular Las recomendaciones de la OMS respecto al uso de los celulares para reducir cualquier riesgo son bastante específicas: colocar el aparato a una distancia de 30 o 40 cm del cuerpo al escribir mensajes de texto o navegar por internet evitar en lo posible acercar el aparato a la cabeza (usando audífonos y dispositivos «manos libres») reducir la cantidad de llamadas y su duración usar el celular en zonas con buena recepción no dormir con el celular en la habitación «La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos», señala la OMS. Algunas posibles consecuencias, añade, son las alteraciones en el ritmo cardíaco y en el sueño, así como en la función cognitiva y la presión arterial. Pero aún no hay una relación causal probada. En la casa La polución electromagnética también está en paredes, techos y espacios abiertos. Basta con que haya señales radioeléctricas para que se genere esa contaminación. Y su fuerza será mayor o menor en función de la frecuencia de las ondas. Por eso algunos especialistas recomiendan este tipo de medidas dentro de la casa: apagar el wifi por la noche o poner los dispositivos en «modo avión» desenchufar los aparatos eléctricos no usar lámparas de lectura cerca del cuerpo colocar filtros que limpien la «electricidad sucia» situar los electrodomésticos contra paredes que den al exterior Fuera de la casa La organización suiza Swiss Harmony, dedicada a la investigación sobre campos de radiofrecuencia, recomienda comprobar en internet cuáles son los sitios con más señales radioeléctricas para evitarlos en la medida de lo posible. Cellmapper.net o AntennaSearch.com son algunos de ellos. También existen aparatos que miden la polución electromagnética. Pero, una vez más, es importante tener en cuenta que no todas las radiaciones fuera o dentro de la casa son perjudiciales para la salud y que los efectos del «electrosmog» aún no han sido demostrados ni oficialmente clasificados. Y como la mayoría de las ondas electromagnéticas que nos rodean son invisibles e ineludibles, la OMS aconseja ser preventivo, pero advierte sobre otro posible efecto: la «ansiedad vinculada a la presencia de las nuevas tecnologías». Fuente: BBC
Aunque se supone que las plantas restringen el rendimiento de los sistemas de transceptores de radiofrecuencia (por eso la señal de wifi se vuelve más débil en los bosques), también pueden actuar como elementos biogénicos eficientes, según un estudio de un equipo internacional de científicos del Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MFTI, por sus siglas en ruso) y la Universidad de Tel Aviv. La investigación, publicada en AIP Publishing, determinó que las plantas no solo pueden limitar las señales, sino que, debido a su alta concentración de agua, actúan asimismo como elementos de una antena resonante dieléctrica que refuerza el campo electromagnético de los objetos. El estudio se centró en investigar las capacidades del cactus ‘Opuntia ficus-indica’ para servir como un dispositivo de antena eficiente, que podría personalizarse y contribuir a varias aplicaciones de las tecnologías inalámbricas WLAN y Wi-MAX cubriendo una banda de frecuencias ultraancha. «Al comienzo del proyecto nos enfrentamos al menos a dos tareas: aumentar la cosecha utilizando las propiedades electrodinámicas de las plantas y utilizar las características electrodinámicas estudiadas para mejorar la conectividad wifi en áreas forestales», explicó Dmitri Filónov, jefe de laboratorio del Centro de Fotónica y Materiales Bidimensionales del MFTI, en una nota publicada este martes por la revista Za Nauku. «Para ello, era necesario comprender qué cadenas y enlaces alineaban los líquidos en los capilares de las plantas. Un sistema vivo tiene diferentes parámetros electrodinámicos. Al estudiarlos mediante un análisis de microondas, monitoreamos la dinámica del crecimiento de las plantas y podemos planificar un cuidado competente y oportuno», agregó. «Habiendo estudiado la estructura electromagnética, queríamos resolver el problema inverso: utilizar el sistema no con fines de absorción, sino con fines de radiación, y en ese momento surgió una antena de un cactus. Se ha convertido en una verdadera prueba de todas nuestras hipótesis: sabemos cómo se organiza una planta desde el punto de vista de la electrodinámica, cómo puede influir en las señales y cómo se puede utilizar para la radiación», resumió el científico. El alto contenido de agua dentro de la vegetación provoca múltiples resonancias de Mie, que son efectos de reforzamiento del campo electromagnético de los objetos. Los tallos del cactus estudiado por los investigadores tienen casi un 75-85 % de agua, lo que hizo posible usar a la planta como una antena omnidireccional de banda ancha natural que opera en varias bandas de comunicación wifi desde 900 MHz hasta 7,7 GHz. Los científicos describieron matemáticamente cómo se organizan las resonancias del tallo, le conectaron una fuente y el cactus comenzó a generar radiación electromagnética. Los científicos explican que eligieron el ‘Opuntia ficus-indica’ para la investigación por la sencilla razón de que es muy común en Israel. Además, a menudo se encuentra en zonas áridas y desérticas, donde establecer una conexión inalámbrica es una tarea difícil. La investigación adicional sobre las plantas como elementos electromagnéticos funcionales puede ayudar al desarrollo de dispositivos multifuncionales respetuosos con el medio ambiente y de otras tecnologías verdes, concluyeron los autores del trabajo. Fuente: RT
Descubren que los cactus pueden servir como antenas de wifi de banda ancha Leer más »