En medio de un clima de violencia que atravesó todo el proceso electoral y ya se cobró la vida de 30 candidatos a diferentes cargos públicos —diversas organizaciones ya hablan de “las elecciones más sangrientas” de la historia—, 97 millones de mexicanos irán a las urnas el próximo domingo 2 de junio para elegir a su nuevo presidente.
Según la mayoría de las encuestas, las dos candidatas favoritas son dos mujeres, quienes podrían convertirse en la primera presidenta de la historia del país norteamericano: por un lado, la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, de la coalición «Sigamos Haciendo Historia»; y por el otro, Xóchitl Gálvez, de la alianza opositora «Fuerza y Corazón por México».
De 61 años, Claudia Sheinbaum es la candidata que rankea en las encuestas. Física por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la primera alcaldesa mujer de Ciudad de México (2018-2023) y posible sucesora de Andrés Manuel López Obrador tiene un doctorado en ingeniería ambiental y en 2007 fue una de las galardonadas con el Premio Nobel de la Paz por su aporte al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, un grupo de expertos que, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), provee información sobre el cambio climático y sus efectos.
Su candidatura es producto de la experiencia interna del partido oficialista, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), liderado desde 2000 por el actual presidente, durante su gestión como jefe de Gobierno de Ciudad de México. Sheinbaum era por entonces secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal.
La plataforma electoral de la candidata oficialista incluye la continuación del programa económico actual, al que definió como «humanista», y que incluye el aumento del salario mínimo hasta alcanzar una tasa anual de 11% y la política de programas sociales de la gestión de Morena, que, según Sheinbaum, logró contribuir a la disminución de la pobreza.
En su programa económico, elaborado por el subgobernador del Banco de México (Banxico) durante la gestión de López Obrador, Gerardo Esquivel, Sheinbaum propone como objetivo un crecimiento promedio anual del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2024 y 2030.
Además, Sheinmbaum habla de «conservar un equilibrio razonable de la deuda» y hacer un uso «responsable y transparente» de este instrumento para aumentar la infraestructura del país y hace hincapié en la independencia del Banxico. Con una fuerte impronta ambientalista, la candidata de Morena también planteó la transición del uso de combustibles fósiles hacia energías renovables a través de la sustitución de vehículos de combustión interna por autos híbridos y eléctricos y se comprometió a reformar el artículo 2 de la Constitución mexicana para que los pueblos originarios sean sujetos de derecho y se reconozca su autonomía y sus formas de organización.