“Vi al Papa con una gran preocupación por la situación social en la Argentina”, dijo el gobernador Axel Kicillof en comunicación telefónica con Buenos Aires/12 tras dos reuniones con Francisco en el Vaticano.
–¿Se conocían personalmente?
–No. No lo había tratado en persona en ninguna de sus épocas.
–¿Cómo se gestó el encuentro?
–Me llegó una invitación para un evento del Vaticano con gobernadores. Entonces le hice una consulta a Tucho por una dificultad de fechas.
–Con Víctor Fernández, o sea Tucho, sí tenían relación porque fue arzobispo de La Plata.
–Muy buena relación, sí. Tucho me dijo que le pidiera una reunión para hablar en profundidad. Lo hice y me dio la audiencia de hoy. O las audiencias: una más formal en Santa Marta, de mañana, y otra más larga por la tarde.
–Las fotos son siempre una medida con Francisco. Se lo ve muy sonriente.
–Ése fue el tono de las reuniones. Estuvo muy cálido y afectuoso. No corresponde que sea yo quien cuente qué dijo, pero puedo comentar que hablamos en detalle de cuestiones internacionales. Compartimos apreciaciones sobre los principales temas de la agenda y también conversamos sobre la situación social en la Argentina. Yo le transmití lo que se ve desde la gobernación de la Provincia, que por otra parte es público, porque hablo constantemente de la deuda, del recorte de fondos y de la caída de actividad. Y lo noté con un enorme grado de conexión con la Argentina, y en particular con la Provincia, y con un gran nivel de información. Tiene datos actualizados y claros. En ese punto fue cuando me transmitió su preocupación por la situación social.
–¿Hablaron de políticas concretas?
–Puedo decir que valoró positivamente las políticas públicas de la Provincia en temas sociales. Le detallé qué hacía cada ministerio al respecto. Le hablé del Servicio Alimentario Escolar, una política que hoy probablemente sea el programa alimentario más grande la Argentina, con llegada a dos millones trescientos mil pibes. En la Provincia también reciben alimentos del programa MESA. Se distribuyen en las escuelas y se llevan a las casas. Antes teníamos un respaldo del Gobierno nacional , pero desde que está Javier Milei como Presidente se perdió. También hablamos de los centros sociocomunitarios, una política que se realiza desde el Ministerio de Educación. Son ya 191 centros que funcionan en colaboración con diferentes organizaciones, entre otros los curas villeros y la Iglesia, en barrios vulnerables. Conversamos sobre la asistencia alimentaria en comedores del gobierno provincial y le detallé cómo estamos fortaleciendo y sustituyendo lo que antes hacía el Gobierno nacional. Y, como mencioné, la agenda internacional también estuvo muy presente.
–¿En qué temas?
–Siempre valoré muchísimo el posicionamiento de Francisco en material internacional. Su orientación, sus preocupaciones, su agenda, que pasa desde lo ambiental a la cuestión de la justicia social, sus opiniones sobre el efecto de las tecnologías, sus juicios sobre el sector financiero. No hay duda, y se lo dije, de la relevancia que tienen sus encíclicas Fratelli Tutti y Laudato Si. Si antes eran importantes, cada vez lo son más. Justo en este momento de crecimiento de las ultraderechas en el mundo y también en la Argentina, el Papa es el principal punto de referencia internacional con una mirada tan distinta de esa corriente tan fuerte. Obviamente hizo consideraciones sobre ese panorama. Les prestó atención a los conflictos, que observa con detalle. Sobre algunos de los cuales expresó públicamente su posicionamiento.
–¿Cuáles fueron los regalos?
–Le llevé un mate de la Provincia. Ése fue el regalo oficial. También le di libros míos, pero a título personal, y objetos que me entregó el Cuervo Larroque.
–Ése fue el capítulo dedicado a San Lorenzo.
–Sí, ellos lo comparten. También le llevamos libros sobre Evita, porque conmigo fue Cristina Alvarez Rodríguez además de Carli Bianco, y la última edición de “Salvados por Francisco”, el libro de Aldo Duzdevich.
–¿Y él no hizo ningún regalo?
–Sí. Me dijo que lo había pedido especialmente a uno de los talleres cercanos al Vaticano. Es una pequeña escultura que dice “Amar y ayudar”. Opinó que, según sabía, nuestra política pública tenía un vínculo con esos dos verbos.