Boliviana

DIEZ COSAS QUE NO SABES DE “EL LADRÓN DE PERROS”

Una: el perro no se llama Astor. Se llama Álex. Y tienes que gritar un poco para que te escuche porque es mayor. Tiene 13 años, en edad humana roza los 80. Ahora es un octogenario famoso. Las colas para hacerse fotos con él en las presentaciones de la película superan las filas alrededor del protagonista lustrabotas o del director. El dueño de Álex es el sargento Valentín Calamani Condori; guía, adiestrador e instructor de canes. Astor se roba el show en “El ladrón de perros”. Durante meses el actor Franklin Aro Huasco convivió en el pastor alemán. Y así brotó una relación mágica entre ambos, un vínculo afectivo. El equipo estuvo buscando al perro durante dos años. Cuando apremiaron a Calamani, este ofreció de últimas a su propio perro. Naide confíaba en él, nadie se había fijado en él. Dos: al chileno Vinko Tomičić Salinas (apellido materno/boliviano) los compañeros lustras lo llaman “director Vinko”. Como “camarada Mao”. O “compañero Fidel”. Durante años, Vinko trabajó codo con codo con los “lustras”. Dio talleres con el Hormigón Armado. Cuando tras un “casting” de muchos meses dio con Franklin Aro Huasco, caminó la ciudad junto a él. Se hicieron cuates. Incluso se fueron a vivir con todo el equipo durante dos meses a la prestada casona del centro, protagonista del filme (una cuadra arriba de la plaza Riosinho). La película se llama como se llama pero también podía haber titulado “Zona norte”; en contraposición a “Zona sur” de Juan Carlos Valdivia. Tres: “El ladrón de perros” es fruto de un enamoramiento. Vinko llegó en septiembre de 2015 a la ciudad de La Paz y quedó loco con la hoyada. La película tenía que rodarse en su Coquimbo natal pero el embrujo del “Tata” Illimani surtió efecto. Tomičić había llegado a Bolivia para participar de un laboratorio de Ibermedia para buscar apoyo para su segundo largometraje. Al tercer día ya se estaba “chachando” de las clases para caminar la ciudad. Los lustras-botas iban a ser su nueva familia. Cuatro: la mirada/máscara de Franklin Aro Huasco es la película. Franklin comenzó a lustrar calzados con diez años en el hospital del Norte, en Río Seco, ciudad de El Alto. Después se fue para la Ceja y más tarde bajó a la hoyada. Era un “lustra” itinerante. Era un invisible, al que solo vemos los ojos. El personaje principal Martín Quispe Quispe se esconde tras un pasamontañas (y su carga simbólica) y busca reconocimiento. Pura paradoja. Lo que quiere es una identidad, una pertenencia. Ya no quiere que lo miren de arriba hacia abajo. “El ladrón de perros” educa nuestras miradas. Es orgullo obrero. Cinco: entre la ópera prima de Tomičić (“El fumigador”, estrenada en la Cinemateca Boliviana en 2017) y esta su segunda película, existe un cortometraje (de once minutos) llamado “Aicha”. Vinko es director y guionista de sus obras. Trabaja la escritura a fuego lento pero la película nace y se construye en la puesta en escena. Es un laburo de campo. Los actores no profesionales no aprenden sus líneas. Las escenas son “improvisadas” con meses de trabajo. Por eso no se nota el artificio. Por eso todo transmite naturalidad. Por eso te crees sus personajes. Por eso su cine (colectivo) trasciende. Vinko tiene una frase hermosa que resume su credo: “Voy al realismo cuidando el artificio para llegar a la simplicidad, a la naturalidad, a la sensibilidad. Lo que la palabra no puede transmitir, lo encuentro en la imagen a través de la puesta en escena”. Es su manual particular para hacer cine libre. Hace lo que denomina “cine de autor con llegada”. El público que está llenando las salas de cine por todo el país (especialmente en La Paz y Cochabamba) es diverso. La película gusta al espectador cinéfilo más exigente y al acostumbrado a productos “mainstream” comerciales. Es la virtud de la obra. Y el boca a boca es su mejor “marketing”. Está pasando lo que pasó con largometrajes como “El cementerio de elefantes” de Tonchy Antezana. El público se está apropiando de “El ladrón de perros”. La “peli” ya no es el director, ni del protagonista, ni del perro, ni del equipo; es de la gente, gente. Seis: la ética de la película es la que llega a los corazones. Tomičić (y su obra) no juzgan. El espectador es el que debe colocarse en un lugar, el que debe dictar sentencia. Si es que quiere hacer eso. No hay buenos ni malos. No hay estereotipos. No hay postales. Ni drones. Lo que hay es una invitación alejada del paternalismo, una invitación al ejercer el pensamiento crítico. Siete: el sastre (interpretado por el actor chileno Alfredo Castro) es el único que tuvo un guion aprendido. El otro personaje con el que se trabajó así fue la asistente social, que interpreta la mexicana Teresa Ruiz. Castro -con el cual Vinko quería trabajar desde que lo vio en 2008 protagonizar “Tony Manero” de Pablo Larraín- llegó a La Paz años antes de rodarse la película en 2020, interrumpida por el golpe y la pandemia. Caminó La Paz de noche junto a Tomičić. “Todos tenemos un padre ausente. Allá donde voy, en los países que recorro, el padre ausente atraviesa todo. En mi familia el padre tampoco está. Nuestro continente, herido por el colonialismo y las violaciones, solo tiene “padres de la patria”. Las mujeres son las que de verdad luchan”.  Vinko no cree que su película hable (solo) de paternidad ausente. “Es la búsqueda de una identidad, de cómo el lustra necesita reconocerse así mismo, como se levanta de las caídas, del racismo, de la discriminación”. Siete: los secundarios de “El ladrón de perros” son un lujo. No puedes tener a un trío actoral brillante (lustra, sastre y perro) sin un colectivo que acompañe a la misma altura. El lustra/actor Julio César Altamirano hace del cuate que perjudica. Te crees su maldad, su mala compañía. Las “sombras” viven/tienen su (no) lugar: un cementerio de autos abandonados, como los personajes. La madre

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Una ciudadana boliviana es detenida en el aeropuerto de Camboya con 43 paquetes de cocaína

Tras el seguimiento e intercambio de información con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), las autoridades de Camboya interceptaron a una boliviana, que llevaba 43 paquetes de droga en su equipaje. La mujer viajó desde Brasil, pasó por Dubai y Malasia antes de llegar al aeropuerto de Phnom Penh de Camboya, donde finalmente fue capturada. El equipaje estaba forrado y repleto de artículos personales, pero en diferentes prendas de vestir estaban ocultos los paquetes de droga. El Departamento de Delitos Antidrogas de la Policía Nacional de Camboya contabilizó un total de 43 paquetes, 21 grandes y 22 pequeños, que pesaban 4.356 kilogramos. La mujer de 36 años fue aprehendida y conducida a disposición del Tribunal Municipal de Phnom Penh para responder ante las leyes de ese país. Fuente: Los Tiempos

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La boliviana detenida en Malasia será liberada el 6 de septiembre de 2025

La viceministra de Gestión Institucional y Consular, Eva Chuquimia, informó que la boliviana Magaly S. M. C., acusada en Malasia por tráfico de drogas y que hubiera sido condenada a muerte de no haber intervenido el Gobierno nacional, saldrá en libertad en algo más de tres años.  “El próximo 6 de septiembre de 2025 ella estaría libre por su comportamiento óptimo”, informó la diplomática en el programa Primer Plano, de Bolivia TV. La representación diplomática que encabezó la Cancillería boliviana logró cambiar la acusación en contra de Magaly, de posesión de drogas a trata de personas, delito por el que la sentenciaron el martes a nueve años de reclusión. En la jurisdicción Malaya, explicó la viceministra, el año se contabiliza cada ochos meses, por lo que la sentencia de nueve años se reduce a seis. Acortar la sentencia también se logró por el buen comportamiento de la connacional dentro del centro penitenciario en el que se encontraba ya tres años, esperando el juicio. El despliegue consular fue intenso desde que se conoció el caso, ya que se tropezó con inconvenientes como el idioma y la documentación del lugar donde estaba detenida Magaly y los horarios distintos al otro lado del planeta en el Sureste de Asia; de todas formas, se logró superar esos escollos para proteger a la boliviana. Fuente: Ahora el Pueblo

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