Habitar las preguntas Juanqui Arévalo El pasado 10 de octubre se llevó a cabo la final del Concurso Municipal de Danza “Melba Zárate – Creadores de Lenguajes” para piezas escénicas en la ciudad de La Paz, aquello que debió ser una celebración de las pulsiones creativas de la escena de la danza paceña desencadenó rápidamente en una caótica consecución de eventos que visibilizaron, tanto las carencias de conocimientos técnicos y organizacionales de la producción del concurso, como la falta de comunicación y atención que se prestó a lxs participantes. Con el público ya acomodado en los asientos del teatro Municipal Modesta Sanjines, el evento demoró más de lo que comúnmente se demora en iniciar un acontecimiento teatral, sabemos que la puntualidad no es nuestro fuerte. Poco después se pudo alertar que aún no estaban instalados varios de los requerimientos técnicos básicos para el desarrollo de piezas de danza. Ante una platea llena, más de media hora después del horario anunciado para el inicio del evento, se vieron llegar los tapetes para recién ser instalados en el escenario. El murmullo que inició entre lxs asistentes devino en indignación expandida en las redes sociales. Detrás de escena lxs concursantes, coreógrafxs e incluso el jurado compuesto por otrxs agentes de la danza paceña se pusieron a resolver de múltiples maneras los vacíos dejados por la organización. Mientras en la platea, lxs asistentes iniciaron cantos de “respeto a los artistas”.El concurso dio inicio, con las compañías, colectivos y escuelas presentando sus obras en medio de una improvisada “gala”, que no pudo contener sus trabajos como se esperaba. El Concurso Municipal Melba Zárate es realizado con fondos públicos, su convocatoria es muy clara al nombrar todas las obligaciones y responsabilidades que deben asumir quienes aplican al mismo, pero en ningún lugar del documento nombran las obligaciones y compromisos por parte de la organización, dependiente de la Secretaría Municipal de Culturas. Al no tener esa información, lxs participantes no cuentan con un respaldo que les permita exigir condiciones básicas y óptimas para que el concurso se desarrolle y que les posibilite, por ejemplo, pedir una reprogramación o postergación del mismo si estas no se cumplen. Por el contrario, se corre el riesgo de precarizar el trabajo de lxs artistas, como se vivió en esta última versión. Al tratarse de un concurso de carácter competitivo y con premios en efectivo, cualquier falla en sus disposiciones puede afectar directamente al desempeño de lxs bailarines y la realización de las coreografías. Al tratarse de un concurso, una falla técnica (de iluminación, por ejemplo) ajena a las obras, puede afectar en la percepción de la pieza presentada y por ende disminuir su puntuación. Ante una Secretaría de Culturas que sufrió, como otras instituciones municipales y gubernamentales, el recorte económico consecuencia de la pandemia hay que sumarle el cambio de gestión luego de las elecciones municipales y que el próximo año se fusionará con Turismo en la misma secretaría. Esta consecución de cambios puede afectar, no solo los Concursos Municipales, sino también a todos los programas de fomento a la cultura del Municipio y es llamado de alerta, a la ciudadanía en general, a los sectores culturales y artísticos y al Consejo Ciudadano de Planificación de las Culturas y las Artes CONCIPCULTA, a defender que el dinero público destinado a las culturas y las artes sea administrado de la mejor manera posible. ¿El show debe continuar? Al realizar un trabajo coreográfico hay una inversión de tiempo y dedicación comunitaria que moviliza, no solamente formas, sino también afectos. Los móviles y el deseo de presentarse a un concurso de esta naturaleza, pasar la fase de selección e invertir en el proceso creativo y de producción son fuerzas suficientes para necesitar presentárselo a un público. Pero ¿Cuánto se puede aguantar? Lxs artistas se encuentran constantemente en esta negociación consigo mismxs, por ganar un reconocimiento por su trabajo, por las ganas de presentar aquello a lo que le dedican su tiempo, por recuperar inversiones, por generar economías, por enunciar y hacer presente sus modos de estar en el mundo, por esas mismas razones es necesario encontrar mecanismos y practicas de dignificación de nuestro trabajo y no precarizarlo, a la larga ceder ante estos atropellos, pensando nuevamente en el ejercicio micropolítico, debilita la ya frágil y desigual relación artista-institución. Escuche a uno de los participantes del concurso, que luego de la turbulencia vivida antes de su presentación citaba la frase “the show must go on”. Yo creo que no, en ciertas circunstancias no se puede continuar, y es necesario hacerlo saber. El autor es Danzarín y dramaturgo.