Sergio Massa

Gobierno argentino anuncia una batería de medidas económicas para hacer frente a la devaluación

El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, realizó anuncios con los que busca disminuir los efectos de la devaluación aplicada tras las elecciones primarias del 13 de agosto. Según detalló en una serie de videos que subió a redes sociales, las medidas beneficiarán a trabajadores, jubilados y empresas, a la vez que incluyen acuerdos de precios para contener los aumentos. «El objetivo central es que cada uno de los sectores de la economía tenga de alguna manera el apoyo del Estado», expresó el ministro en los videos publicados el 27 de agosto. Las mejoras forman parte del denominado Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso. Según anunció, los trabajadores, ya sea del sector privado como del estatal, con sueldos netos de hasta 400.000 pesos (aproximadamente 1.140 dólares), recibirán una suma fija de 60.000 pesos (unos 171 dólares), que se pagará en dos cuotas iguales, en septiembre y octubre. Este beneficio será por única vez, a cuenta de futuras paritarias y «con el objetivo de reforzar el poder de compra de los salarios». Además, podrán acceder a créditos de hasta 400.000 pesos a pagar en 24, 36 o 48 cuotas, con una tasa de interés menor a la que ofrece el mercado financiero. Respecto a los trabajadores de casas particulares, la suma fija que recibirán será de 25.000 pesos (cerca de 71 dólares) que también se pagará en dos cuotas y será proporcional a la cantidad de horas que trabajan. Este beneficio alcanzará a unas 425.000 personas. En el caso de los monotributistas de las distintas categorías, Massa anunció que «no pagarán por 6 meses el componente tributario de este gravamen», a la vez que podrán acceder a «crédito por hasta cuatro millones de pesos (unos 11.400 dólares)» que se pagará «en 24 cuotas a la mitad de la tasa bancaria, con garantía 100 % del Estado». Aumento para jubilaciones Los anuncios que hizo el candidato presidencial por el oficialismo en Argentina también incluyen a los jubilados y pensionados, que recibirán un refuerzo de 37.000 pesos (105 dólares aproximadamente), que se pagará en septiembre, octubre y noviembre. Por lo tanto, el haber mínimo de casi siete millones de personas pasará a ser de unos 124.000 pesos (cerca de 354 dólares). Además, Massa anunció que se les devolverá «hasta 18.000 pesos (unos 51 dólares) de reintegro del impuesto al valor agregado (IVA) por las compras que realizan» con tarjeta. Mejora en la ayuda social Los sectores que cuentan con el beneficio de la Tarjeta Alimentar, en la que el Estado acredita dinero para comprar alimentos y artículos de higiene, recibirán durante dos meses un incremento adicional de 10.000 pesos (28 dólares) para las familias que tengan un hijo, de 17.000 pesos (48 dólares) para las de dos hijos, y de 23.000 pesos (65 dólares) para aquellas con tres hijos. En este sentido, según reveló Massa, «terminado el refuerzo, la Tarjeta Alimentar aumentará un 30 %». Por otra parte, los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo, destinado a personas en edad laboral que estén en estado de vulnerabilidad, recibirán un extra de 20.000 pesos (unos 57 dólares), en dos cuotas iguales, en septiembre y octubre. Acuerdo de precios Más allá de anunciar beneficios para los distintos sectores, el ministro de Economía y candidato del oficialismo destacó la continuidad de un acuerdo de precios para que 53.000 productos de primera necesidad tengan un aumento mensual de 5 % hasta fines de octubre. Este convenio fue establecido junto con 425 empresas. «Para este programa ponemos un beneficio del 6 % del total de impuestos que pagan las empresas en descuento del IVA y del impuesto a las ganancias», dijo Massa. «El esfuerzo lo hacemos en conjunto, las empresas y el Estado argentino», agregó. A esto se suma el congelamiento del precio de los combustibles hasta el 1 de noviembre, así como de los medicamentos y de las cuotas de las empresas de medicina prepagada. Beneficios para la producción Massa también anunció medidas que buscan beneficiar a los sectores productivos. Una de ellas apunta a favorecer al «motor» de la economía, como definió a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), ya que el Estado financiará el 50 o el 100 % de la suma fija que recibirán los trabajadores, a través del descuento de aportes de las contribuciones patronales. Mientras que para el sector agropecuario, se eliminarán los derechos a la exportación de algunos productos de las economías regionales. «Todos los productos que tienen un proceso de industrialización para las exportaciones, van a tener retenciones cero a los efectos de aumentar nuestras exportaciones con valor agregado», mencionó, detallando que, entre otras, incluye a industrias como «el vino, el mosto, el arroz, el tabaco, la producción forestal, y la cáscara de citrus». Todas estas medidas fueron anunciadas luego de que el Fondo Monetario Internacional aprobara un desembolso de 7.500 millones de dólares para el país. RT

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Sergio Massa, el político inclasificable que aspira a mantener al peronismo en el poder en Argentina

Militó en la derecha. Es respaldado por la clase empresarial y gran parte del poder mediático. Formó parte de varios gabinetes. Rompió con sus mentores y creó sus propias fuerzas políticas. Y desde que comenzó su carrera política, su meta ha sido llegar a la presidencia. Es Sergio Massa, el abogado de 51 años que, en medio de una crisis y un clima de incertidumbre, logró ser designado como «el candidato de unidad» del peronismo en Argentina con miras a las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre. Pero antes deberá someterse a la prueba de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se realizarán el próximo domingo y en las que cada partido o coalición definirá, con el voto ciudadano, las candidaturas presidenciales. Ese día, se sabra realmente cuál es el respaldo electoral que tiene el ministro y si le alcanza para aspirar a suceder a Alberto Fernández. La postulación de Massa era la más esperada, pero también fue la más sorpresiva. El pasado 24 de junio, luego de meses de especulaciones, la coalición gobernante ya había confirmado que serían dos los candidatos que pelearían la postulación en las PASO. La disputa, inédita, era resultado de la larga y dura pelea entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, cuando el embajador Daniel Scioli confirmó su participación, quedó claro que lo hacía avalado por el mandatario. En el caso del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, llevaba el respaldo de la vicepresidenta. En la tarde de ese agitado viernes, la ausencia de Massa en las listas electorales, en las que ni siquiera aparecía incluido como candidato a senador o diputado, provocó desconcierto tanto en políticos oficialistas como opositores. Pero en cuestión de horas, el panorama cambió por completo. Miradas Al anochecer, la coalición peronista Unidos por la Patria confirmó a través de sus redes sociales que el ministro de Economía era «el candidato de unidad«. Fue el resultado de frenéticas negociaciones de gobernadores, el mandatario, la vicepresidenta y otras figuras del oficialismo. Entonces sí, Scioli y De Pedro dieron marcha atrás. Por el contrario, el dirigente social Juan Grabois, que había cedido su campaña, volvió al ruedo y anunció que contendería en la interna contra Massa, a sabiendas de que ganarle al ministro es una quimera. La respuesta de Grabois resume la desconfianza que Massa genera en propios y extraños, ya que es un líder político que pertenece al ala conservadora del peronismo; que jamás ha defendido posiciones progresistas, más bien todo lo contrario; y que se ha esmerado en construir poder para sí mismo. El expresidente Mauricio Macri, a quien se acercó al inicio de su Gobierno, terminó decepcionado. Tanto, que lo apodó ‘ventajita‘, al considerar que sólo buscaba sacar provechos personales. Más allá de los recelos hacia su figura, Massa consiguió la ansiada postulación y ahora enfrenta el mayor desafío de una vida política marcada por vaivenes, rupturas y reconciliaciones. Historia Nacido el 28 de abril de 1972 en la localidad de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, Massa se acercó a la política siendo casi un adolescente, de la mano de la Unión del Centro Democrático (Ucede), un partido conservador fundado por Álvaro Alsogaray, uno de los principales referentes del liberalismo argentino. Su afán de liderazgo lo hizo destacar rápidamente hasta convertirse en presidente de la Juventud Liberal en un momento en el que se acercaba la época de oro del neoliberalismo en América Latina. En Argentina, uno de sus máximos representantes fue Carlos Menem, el presidente que ejerció un «peronismo de derecha» que atrajo a figuras de la Ucede. Uno de ellos fue Massa, quien comenzó a militar en el Partido Justicialista fundado por el fallecido exmandatario Juan Domingo Perón. Los cargos llegaron de inmediato De una subsecretaría en el Ministerio del Interior, pasó a una asesoría en la cartera de Desarrollo Social y luego a una diputación, pero su momento estelar lo vivió durante la presidencia interina de Eduardo Duhalde (2002-2003), cuando asumió como titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Gracias ese puesto, mismo que mantuvo durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), Massa empezó a tener una mayor visibilidad pública, en parte por las medidas efectivas como los aumentos de las jubilaciones, pero también por su destreza en el manejo mediático, algo que persiste hasta hoy. En 2007 ganó la intendencia de la municipalidad de Tigre, un distrito estratégico de la provincia de Buenos Aires que convirtió en un territorio propio y en el que, desde entonces, tiene una fuerte influencia política. Pocos meses después, en una de esas paradojas de la política, Fernández de Kirchner lo convocó como su jefe de Gabinete en sustitución de Alberto Fernández. Pero Massa sólo permaneció en el cargo durante un año y luego se volvió a Tigre para seguir construyendo un proyecto político que tenía a la Casa Rosada como destino final. Idas y vueltas De a poco, Massa, quien está casado con Malena Galmarini, otra reconocida dirigente peronista, se fue despegando del kirchnerismo y fundó el Frente Renovador, partido con el que, en 2013, ganó una diputación nacional. Un año más tarde, ahora sí, rompió del todo y, al igual que Alberto Fernández, se convirtió en uno de los críticos más duros de Fernández de Kirchner, quien transitaba la recta final de su Gobierno. En 2015, el kirchnerismo postuló a Scioli como candidato a presidente y Massa participó al amparo de la alianza Unidos por una Nueva Alternativa, en la que convergieron fuerzas conservadoras. Es decir, volvió de lleno a sus orígenes. En esa campaña, su discurso fue muy parecido al derechista Mauricio Macri. Pero aunque Massa obtuvo un nada desdeñable 21 % de los votos, le fue insuficiente para avanzar a la segunda vuelta que disputaron Macri y Scioli, con quien desde entonces mantiene una ácida rivalidad. De cualquier manera, el abogado ya se había consolidado como una de las figuras más importantes de la política argentina. Así se lo reconoció Macri, quien, en un afán de parecer dialoguista y de conseguir el voto de los legisladores que respondían

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