Tarija: El paraíso vitivinícola de Bolivia que conquista al mundo

Inspirado en un artículo de The New York Times

Tarija, Bolivia — En las alturas de la Cordillera de Sama, a 3.500 msnm, un grupo de visitantes rinde homenaje a la Pachamama derramando vino rosado sobre la tierra árida. “Es una tradición ancestral que expresa gratitud a la Madre Tierra”, explica Niki Barbery-Bleyleben, embajadora de conservación de la organización Prometa, dedicada a la sostenibilidad y resiliencia comunitaria.

Este ritual es solo una muestra de la profunda espiritualidad y conexión con la naturaleza que caracteriza a Bolivia, un país donde el pasado y el futuro se entrelazan en la cosmovisión andina. “Caminamos hacia nuestro pasado, porque es lo conocido; el futuro está detrás, porque es incierto”, comenta Barbery, quien acompañó a un grupo de visitantes en un recorrido por la Reserva Biológica Cordillera de Sama, un lugar donde la vastedad del paisaje y la presencia de flamencos andinos crean una experiencia casi surrealista.

Vinos de altura: Un secreto bien guardado
Tarija, conocida como la tierra del vino en Bolivia, es un destino que combina una geografía diversa con una rica tradición vitivinícola. Aunque pequeña en tamaño, esta provincia alberga viñedos que producen algunos de los vinos menos conocidos pero más sorprendentes del mundo.

Jurgen Kohlberg, propietario de la Bodega Tayna, es uno de los pioneros en la producción de vinos biodinámicos en la región. “El vino de altura está de moda”, afirma Kohlberg, cuyo pinot noir, cultivado a 2.100 metros, es uno de los más altos del mundo. “Mi objetivo es hacer el mejor pinot noir del mundo”, dice con orgullo, describiendo su cosecha nocturna y silenciosa como un momento mágico.

Pero no todo es fácil en este entorno. “Aquí no hay suelo, solo rocas pequeñas llamadas ‘lajas’”, explica Kohlberg mientras recorre su viñedo. A pesar de los desafíos, su dedicación ha dado frutos, produciendo alrededor de 2.000 botellas al año.

Singani: Un destilado con historia
Además del vino, Tarija es famosa por el Singani, un destilado boliviano que ha ganado reconocimiento internacional. Luis Pablo Granier, gerente general de Campos de Solana, explica que este licor, elaborado a partir de uvas Moscatel de Alejandría, es único en su clase. “El Singani es como el cognac o el pisco, pero con una identidad propia”, dice.

El cineasta Steven Soderbergh, conocido por películas como Che, quedó tan impresionado con el Singani durante su visita a Bolivia que decidió importarlo a Estados Unidos bajo la marca Singani 63. “Bolivia tiene una cultura gastronómica y vitivinícola vibrante que sorprende a quienes la descubren”, comenta Soderbergh.

Gastronomía y arte: La esencia de Tarija
La experiencia en Tarija no estaría completa sin explorar su gastronomía y artesanía. En el restaurante Atmósfera, ubicado en la Bodega Kohlberg, el chef Pablo Cassab presenta platos que reflejan un profundo respeto por los ingredientes locales. “Nada se desperdicia. Hasta las cáscaras de zanahoria se convierten en polvo”, explica.

Mientras tanto, en el pueblo de Tarija, tiendas como Tajzara y Diabla ofrecen tejidos artesanales y prendas inspiradas en la cultura inca, creadas por artesanas locales como Benita Yucra.

Un destino que sorprende
Bolivia, y en particular Tarija, es un lugar de contrastes y sorpresas. Desde viñedos en alturas impensables hasta paisajes que parecen sacados de otro planeta, esta región combina lo mejor de la tradición y la innovación. Como dijo Neil Armstrong al ver el salar de Uyuni desde el espacio, Bolivia es un lugar que inspira asombro y admiración.

Para quienes buscan una experiencia única, Tarija ofrece una mezcla de vino, cultura y naturaleza que difícilmente se encuentra en otro lugar del mundo.

Imagen y texto de: https://www.nytimes.com/2025/02/26/travel/tarija-bolivia-wine-country.html