El año pasado, 2.427.718 millones de visitantes admiraron las salas del Museo del Prado. Una cifra similar ha visualizado uno de sus formatos más exitosos en TikTok, en el que se explica cuál es la posición idónea para admirar El Lavatorio(1549) de Tintoretto. Compaginar cifras de visitas con reproducciones en redes sociales parece una tarea incompatible, pero la pinacoteca madrileña ha conseguido abrir sus galerías más desconocidas a través de internet.
“Es un museo más desenfado, más joven y que se permite jugar y contar curiosidades que todo el mundo puede entender”, explica a Infobae España Bernardo Pajares, del equipo de Comunicación Digital del Prado. Con cuentas en todas las redes sociales presentes en el teléfono de un centennial, son pioneros en el contenido que vuelcan en TikTok: desde descripciones de cuadros, pasando por la restauración de dichos. También encuentran tiempo para preguntarle a Tim Burton o a Brian Cox cuál es su pintura favorita. En el caso del actor que interpreta a Logan Roy en Succession, elSaturno de Francisco de Goya-no hace falta preguntarse por qué, pues él también devora a sus hijos, aunque no sea de forma literal-. Para el director cinematográfico, El Jardín de las Delicias de El Bosco es una de sus grandes inspiraciones pictóricas.
Por el fulgor de sus contenidos, la cuenta de TikTok de la pinacoteca es candidata a mejor iniciativa en la categoría de “Arte y Cultura” de los Webby Awards, en los que la International Academy of Digital Arts & Sciences escoge lo mejor del universo web en sus distintas aristas y expresiones. “Es una nominación para todos”, indica emocionado. “La gente en España y Latinoamérica siente el Prado como algo suyo”, y la probabilidad de conseguir dicho galardón sería un triunfo para todo el equipo que conforma el museo: desde las personas que vigilan y cuidan las salas, hasta aquellas que, entre pinceladas, restauran obras icónicas.
“Lo que nos ha ayudado a tener éxito en TikTok”, y no sólo entre las generaciones más jóvenes, “ha sido encontrar un tono propio”, explica Pajares. “Los visitantes nos preguntan por las obras que aparecen en redes sociales”, comenta con orgullo. Otro elemento que convierte su canal en accesible es su carácter educativo, brindando al usuario aquello se esconde más allá de las transitadas salas del museo. “A todo el mundo le puede interesar sin tener por qué saber de arte, del Barroco o del Renacimiento”, afirma. El estilo concebido por la plataforma de la generación Z permite acceder a “un Prado distinto y ampliado al que ves de visita”.
Rigor didáctico
“Mucha gente joven nos pregunta, ‘¿qué tengo que hacer para ser restauradora?’”. El carácter pedagógico de la cuenta del museo no sólo permite conocer pequeños detalles sobre los cuadros que pueden pasar desapercibidos a primera vista, también muestra cómo sus profesionales se desenvuelven en sus labores cotidianas. El verdadero corazón de la pinacoteca es, como ellos mismos confirman, su gente.
Para el departamento de Comunicación Digital del Prado, que el público se sienta atraído por contenidos que muestran cómo se quita el pigmento negro de una escultura para dejarla como nueva o cómo se restaura el San Sebastián de Guido Reni es “muy gratificante”. “TikTok nos permite, en vídeos muy cortos, mostrar áreas que no se pueden enseñar, como el taller de restauración”, expone Pajares. “Desatan vocación entre la gente”.
En una red social en la que la desinformación circula tan rápido como sus contenidos, es importante “tener el mayor rigor posible”. Antes de grabar nada, el departamento se asegura de que, aquello de lo que se va a informar, “esté en nuestro catálogo o dicho en una conferencia por un profesional”. También recurren al propio equipo del museo. “Consultamos y preguntamos a los conservadores si la información es correcta”, añade. Para Pajares, resulta esencial concebir el producto como un ente “educativo, cultural y riguroso”. Y “TikTok no siempre está reñido” con todo lo anterior.
En una coyuntura que otorga a los creadores quince segundos de fama hasta que aparezca un nuevo formato que barra por completo sus aspiraciones, es importante crear una voz propia que pueda navegar entre el ruido y las golosas tendencias. “Siempre tenemos muy en cuenta la marca Prado”, dicen. El museo busca, ante todo, “contar historias relacionadas con las obras o con la persona que las ha creado”. Pensar en Las Tres Gracias convertidas en influencers digitales puede remover las entrañas de los cerebros que no conciben las pinceladas de Rubens como algo extrapolable a la tecnología. El TikTok del Museo del Prado demuestra, sin embargo, que no existen formas preestablecidas de entender las obras de arte, independientemente del siglo en el que se conciban.
Fuente: Infobae