La inédita movilización ciudadana ha impedido el acceso a la comitiva judicial, que ha fijado una nueva fecha para dentro de 72 horas.
Barcelona ha asistido este viernes a una movilización ciudadana sin precedentes en los últimos tiempos. Más de un millar de personas se han desplazado a las puertas de Casa Orsola, un edificio modernista en el céntrico barrio del Eixample, que se ha convertido en los últimos años en el símbolo de la especulación inmobiliaria en la capital catalana.
Todos ellos tenían un mismo propósito: evitar el desahucio de Josep Torrent, un profesor que lleva más de 20 años viviendo en la finca y que es el primero de los inquilinos para los que el juzgado ha fijado fecha de desalojo.
El objetivo se logró después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) emitiese un comunicado en el que informaba el aplazamiento del desahucio, «ante la imposibilidad de llevarlo a cabo en condiciones de seguridad«.
Sin embargo, solo se ha tratado de una batalla. El desahucio se ha programado de nuevo para dentro de 72 horas, el próximo 4 de febrero, a las 5:00 de la mañana, una hora mucho más complicada para recabar el apoyo de la ciudadanía.
La movilización empezó la tarde del jueves como una jornada lúdica en la que participaron personalidades públicas como periodistas, cantantes, humoristas y escritores, que se prolongó hasta la mañana de este viernes con la multitudinaria concentración a las puertas del edificio.
Entre medias, durante la noche, decenas de personas llegaron a pernoctar en la calle, en previsión de que la comitiva judicial adelantase su llegada, prevista para las 10:30 de la mañana. La comitiva fue puntual, pero se encontró con el enorme rechazo social de una multitud que lanzaba cánticos como ‘Seguretat és un barri organitzat’ (‘La seguridad es un barrio organizado’, en catalán).
La reciente historia de este emblemático edificio modernista comienza en 2021, por lo que acumula ya cuatro años de conflicto. Desde ese entonces, la empresa Lioness Inversiones compró la finca, que tenía 27 viviendas habitadas, algunas de ellas con un contrato de alquiler que vencía en pocos años.
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