Camilo Katari
En la ciudad de Cochabamba, Bolivia, existe otro remedo de Odorico Paraguazú , de quién ya dimos cuenta en nuestra nota anterior; tal parece que este personaje ha dejado escuela, en el caso del Odorico cochabambino tiene el añadido de su formación militar.La obsesión de este alcalde es la de ser “constructor” parte de su patrimonio es producto de su trabajo inmobiliario y es, este negocio, el que motivó su incursión en la política. Con muchos juicios pendientes y uno con sentencia, el Odorico cochabambino tiene la obsesión de construir un “Centro de Convenciones”, una más de sus “obras” dedicadas al negocio de la construcción. Pero también tiene varios proyectos fallidos y tal parece que no está dispuesto a ceder a las demandas de importantes sectores de la sociedad cochabambina que se oponen a una construcción en un predio destinado a preservar un ambiente dedicado a la cultura de la vida, es decir, un Museo de historia natural.
Al Odorico cohabambino, no le interesa la cultura, de hecho, su secretario y vocero, de apellido Rico, pero muy pobre en conocimiento, ha declarado que no tiene idea de quién es Alcide d´ Orbigny; seguramente este es el motivo de su compulsión para destruir el patrimonio de la cultura e historia natural de Bolivia. El Odorico cochabambino, fue cómplice en el intento de privatizar el agua en el año 2000, en el año 2003 se convirtió en socio de “Goni” y sus intentos de entregar el gas boliviano a una transnacional; por otra parte no debemos olvidar que fue echado de su cargo de Gobernador en el año 2008 como resultado de un referéndum revocatorio. Desde su residencia en EEUU fue un activo participante de las aventuras desestabilizadoras del gobierno de Evo Morales y parte del golpe de 2019.
El Odorico cohabambino fue premiado con el voto de los sectores conservadores de Cochabamba (nietos de los viejos patrones de hacienda) y por el descontento de sectores populares que no apoyaban al candidato del MAS. Como toda tradición colonial, el padre alcalde, implementa el “mayorazgo” para que el hijo continúe con los negocios familiares sobre la base de dineros estatales o mejor con el dinero de todos los cochabambinos y cochabambinas, declarando, el hijo, que ha dejado un trabajo con salarios superiores a los 100 mil dólares, por “servir” al pueblo cochabambino. Así en el municipio de Cochabamba se ha instalado una nobleza como sistema de poder.
Cochabamba es una ciudad que no soporta una lluvia intensa de 15 minutos, ya que gran parte del centro se inunda, el abastecimiento de agua sigue siendo un problema en varios barrios, el transporte es un caos (son aliados de su majestad) pero estos aspectos no interesan, lo importante es el Centro de Convenciones, discurso con el que ha convencido a la junta de vecinos de una zona donde se asientan las conciencias señoriales de Cochabamba, la zona norte. Cochabamba ha dejado de ser la “ciudad jardín” por la permanente tala de árboles, no existen políticas de preservación de la otrora generosa vegetación cochabambina, las élites económicas que invierten en el negocio inmobiliario están llenando a Cochabamba de cemento, de altos edificios en calles angostas, construyendo ambientes órfricos, tal vez con la esperanza de construir un pequeño remedo de Nueva York, o alguna ciudad de EEUU, donde radican miles de cochabambinos.
Seguramente el Centro de Convenciones será construido, porque es un buen negocio, porque la construcción, el negocio inmobiliario ha sido la actividad más rentable del alcalde, que ha convertido a Cochabamba en un pequeño feudo con un delfín incluido.
El autor es escritor e historiador potosino.