El año 2009, Chile y Bolivia acordaron que el primero pagaría 17 mil dólares diarios por el 50 por ciento de las aguas del Silala mientras no se resolvieran las diferencias. Durante 15 años se pudo haber percibido 93.075.000 dólares por ese concepto.
El alcalde de San Pablo de Lípez, (región donde están las aguas del Silala), Víctor Paucar Porco lamenta que los cívicos de la ciudad de Potosí, liderados por Celestino Condori, hubieran rechazado ese acuerdo y dejaron en cero cualquier posibilidad de un arreglo amistoso.
La autoridad dice que esa decisión del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) fue una medida cruel porque no tomó en cuenta la imposibilidad de usar las aguas y las necesidades que tiene la gente de la zona.
Paucar Porco señala que el rechazo al acuerdo obligó a que Bolivia acuda a la Corte Internacional de Justicia donde prácticamente sellaron la posibilidad de lograr algún beneficio de ese recurso.
El gobernador interino de Potosí, Marco Antonio Copa, considera que en el rechazo al acuerdo que consignaba el pago por el agua del Silala primaron intereses políticos que impidieron contar con recursos económicos para enfrentar la pobreza que existe en la región del sudoeste potosino.
Destaca que los dirigentes debieron haber meditado más sobre las reales posibilidades del país respecto a la reivindicación y uso de las aguas y no cerrar un acuerdo que prácticamente ya estaba sellado y literalmente significaba que Chile reconocía la propiedad boliviana sobre las aguas del Silala.
CÍVICOS EN ACUERDO
En la ciudad de Potosí existen dos direcciones cívicas y cada una de las ellas reclama su supuesta legalidad e ilegalidad de los otros.
En este caso, tanto Alberto Pérez como Edgar Borth coinciden en que el rechazo al acuerdo de pago por las aguas del Silala fue una medida desacertada.
Pérez indica que mejor era recibir algo en lugar de no recibir nada y destaca que lamentablemente el juicio en La Haya tampoco fue favorable para el país por lo cual nos encontramos como atados mientras el agua del Silala sigue fluyendo al vecino país.
El País