Página 12. En una conferencia que duró más de dos horas, el exvicepresidente de Bolivia y reconocido intelectual Álvaro García Linera lanzó una dura crítica al progresismo latinoamericano, afirmando que se encuentra «en huelga de ideas» y carece de proyectos creativos y audaces para resolver las angustias actuales de la población. Ante un auditorio repleto en el Centro Cultural de la Cooperación en Buenos Aires, García Linera analizó el rol del Estado, los errores del progresismo y la necesidad de una nueva oleada de transformaciones sociales.
Con una sala principal llena y cientos de personas siguiendo la charla desde pantallas y pasillos, García Linera comenzó su exposición con una conferencia titulada «Qué es el Estado. Lo ideal y lo material de la política». A través de un recorrido teórico que incluyó referencias a Marx, Weber y Mann, el intelectual boliviano definió al Estado como un generador de vínculos y una «tensión paradojal» entre el monopolio y la desmonopolización de lo común.
Sin embargo, el núcleo de su discurso se centró en los errores del progresismo latinoamericano. García Linera recordó los logros de la primera oleada de gobiernos progresistas, que sacaron a 70 millones de personas de la extrema pobreza y garantizaron acceso a alimentos y derechos básicos. Pero criticó que estos gobiernos se convirtieron en «prisioneros de su propia obra», al no poder gestionar la transición hacia una segunda etapa de reformas.
«Las primeras reformas cumplieron una función en un contexto específico, pero quedarse repitiendo lo bueno que hicimos fue un error estratégico grave. Si nos quedamos viviendo del pasado, queriendo repetirlo en contextos que han cambiado, nos desfasamos. Así damos lugar a propuestas disruptivas de la derecha», afirmó.
García Linera señaló que el progresismo actual carece de creatividad y proyectos que entusiasmen a la población. «El progresismo hoy está en huelga de ideas; le falta audacia creíble para resolver las angustias de las personas», sostuvo, exceptuando a México, al que ubicó en un lugar distinto dentro de su análisis histórico.
El exvicepresidente también abordó el fenómeno de «la reacción de los igualados», refiriéndose a aquellos sectores cuyos privilegios se ven amenazados no porque otros tengan más, sino porque quienes tenían menos ahora tienen lo mismo. En el caso de Bolivia, ejemplificó esta reacción con el gobierno de facto de Jeanine Áñez, que calificó de «brutalidad racista» y «ferocidad» contra los pueblos indígenas.
García Linera hizo un llamado enérgico a la sociedad civil y a la militancia, a quienes instó a tomar la iniciativa en la construcción de un nuevo curso de acción. «Hoy urge producir otro curso de acción posible, que oriente la acción del líder. Hemos esperado a que sea la líder la que nos diga por dónde, y a veces la líder no ve. Es el militante el que puede ver el terreno porque es el que lo camina, lo conoce y lo entiende», afirmó.
Criticó la parálisis de la militancia tradicional, que, según él, no ha logrado entender ni conectar con la «otra Argentina», aquella de los barrios informales y no sindicalizados. «Si no logramos hablarle a esa otra Argentina plebeya, no podremos avanzar con la segunda ola de reformas», concluyó.
La conferencia de García Linera no solo fue un análisis profundo de los desafíos del progresismo, sino también un llamado a la acción para revitalizar la lucha por la justicia social en América Latina.
Fuente: Página 12 (www.pagina12.com.ar/811480-garcia-linera-el-progresismo-hoy-esta-en-huelga-de-ideas)