Shirley Nadia Ampuero
Cuantos no están replicando la importancia de la marcha convocada por el Movimiento al Socialismo (MAS) desde sus redes sociales, con fotografías y descripciones de la magnitud de su significancia política; pero en contraste encontramos a los medios de comunicación que minimizan la marcha y ponen en la agenda de la opinión pública otros temas menos trascendentes.
La Marcha por la Dignidad es un tema que llama la atención por su magnitud, pero también hay otros temas donde los medios de comunicación desvían los focos de atención, por ejemplo cuando informan sobre un feminicidio y sacan en verso la información personal de la víctima con una clara intención de desprestigiarla; otro ejemplo es la falta de seguimiento a los casos de corrupción, solo la denuncia es portada en todos los medios, pero el fin de la investigación no. Asimismo dirigen intencionadamente el foco de atención cuando su trabajo se ciñe solamente a replicar las declaraciones de alguna autoridad, personaje o “especialista” sin realizar ninguna investigación previa, que por lo menos les permita, mínimamente, hacer algún cuestionamiento o comentario audaz.
Y no es la falta de capacidad de los profesionales en comunicación, sino factores como: la mercantilización de la comunicación, la concentración de los medios de comunicación y los intereses políticos de los dueños de los medios los que deciden los titulares. Es decir que paradójicamente los medios de comunicación, tienen secuestrada su libertad de expresión, por intereses económicos y políticos. Por estos intereses los focos de atención estarán dirigidos hacia lo sensacionalista y escandaloso, pero además se dirige al perjuicio o beneficio de algún interés político.
Además los medios de comunicación en su lucha por su vigencia, contra las redes sociales, (donde se puede escribir lo sea sin ninguna responsabilidad legal, ni ética) compiten con esa lógica. Porque si bien existe un marco normativo comunicacional, es por demás desactualizado y descontextualizado pero permite a los medios de comunicación hacer ciertos amagues, que les da competitividad con las redes sociales, pero a costa de su seriedad y credibilidad.
Si bien la Constitución Política del Estado, es la única norma moderna que regula este sector, establece la libertad de expresión, de manera muy general y los intentos por democratizar los medios de comunicación no han sido suficientes, aunque se han puesto nuevamente en marcha desde el año pasado.
La actualización del marco normativo de los medios de comunicación podría ser una solución para proteger su libertad de expresión de la mercantilización, la concentración y los intereses políticos, pero debe ser una normativa elaborada de manera conjunta entre el legislativo y representantes del rubro comunicacional, y ante todo la voluntad en ambos de velar por una verdadera libertad de expresión.
Sin embargo no olvidemos que hace algunos años los medios de comunicación se opusieron a la intención de actualizar su normativa, quizá pretenden perpetuar estás prácticas perversas de comunicación, que no solo van en desmedro de su libertad de expresión sino ante todo van en contra nuestro Derecho a la Información.
La autora es abogada con master en relaciones internacionales.