Santa Cruz bajo una dictadura cívica logiera

Denilson Montaño S.

¿Hasta cuándo tienen que decidir sobre nuestras vidas y nuestras libertades?

Estamos frente a una dictadura cívica establecida por las decisiones que fueron tomadas por las logias de la cruceñidad antes de su acto de convocatoria, el cabildo es el camuflaje para que llamen democrático a aquello que ya estaba cocinado por los patrones y necesitan establecerlo así para que la receta sea impuesta, porque no tienen legitimidad alguna, se la inventan a raíz de su condición de clase, porque piensan que Santa Cruz es la extensión de sus propiedades privadas, la extensión de sus ignorancias y violencias.

La institución patriarcal “comité cívico” desde hace tiempo viene decidiendo sobre nuestros cuerpos, las cartas públicas contra la ley de identidad de género, las medidas racistas contra el proceso constituyente, las cartas de odio contra la vida y dignidad de las mujeres por el derecho a decidir, paros cívicos sin consensos democráticos y populares, ¿cómo es posible que ahora decidan cuándo es que vamos a comer, comprar y transitar?, ¿qué más quieren decidir sobre nosotres?, ¿cuál es esa libertad que tanto defienden?, está también es una invitación a que se pregunten y reflexionen quiénes se sienten convocades por lo expresado.

Es indignante como se atribuyen el poder de decisión sobre una población que es diversa, plural y que deviene de otros contextos, contextos complejos que el comité jamás entendería, como el contexto de las mujeres trans cruceñas que ejercen el trabajo sexual, el contexto de la compañera migrante que vende en el mercado, el contexto de la madre soltera que lucha cada día por el que comer para sus hijxs, etc. Porque no solo les falta escuchar a las voces que construimos día a día este departamento, sino les falta tener consciencia política, social y económica de una población de más de un millón de habitantes.

Es por lo que, ante la falta de consciencia, empatía y libertad, la medida del paro cívico responde a favor de un sector privilegiado, mientras los mercados populares están cerrados, en los barrios clase medias/alta están abiertos los supermercados, restobares, heladerías o el famoso Starbucks para que degusten sus cuerpos miopes de la realidad.

No hay tal libertad que tanto defienden, no hay tal democracia que dicen recuperar, no hay tal paro sin violencia, no hay tal decisión del pueblo para restringir y obstruir el ejercicio de ciudadanía.

Es hora de ejercer la desobediencia y rebeldía contra el aparato del poder y la fuerza colonial, que quiere someternos a sus medidas para instalar el pensamiento de la desigualdad, el fundamentalismo religioso, la negación de la diversidad y plurinacionalidad, la obstrucción de otros horizontes posibles alejados a las lógicas del mandato empresarial, blanco y oligárquico.

El pueblo no puede ser rehén de la derecha fascista y rancia que estuvo en el poder con la biblia, dios y la virgen, aun así, no pudieron doblegar nuestra dignidad y valentía, somos un pueblo que ponen el hombro para construir una sociedad justa y plurinacional.

Quien escribe es activista transfeminista, integrante de Niñas Malcriadas.

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