Un consejo para Manfred Reyes Villa sobre el Museo de Historia Natural Alcide d´Orbigny

Andrés Huanca Rodrigues

Busqué en Google Maps cuántos centros de convenciones hay en la Ciudad de Cochabamba, de esos que pueden servir a los propósitos del alcalde Manfred Reyes Villa con su nueva «mega obra», y me salieron como 20. De esos, 8 en la zona norte, a menos de 10 minutos del Museo de Historia Natural Alcide d´Orbigny, que la alcaldía pretender desplazar. También busqué cuántos museos de historia natural hay en una ciudad de casi un millón de almas y que es la cuarta más importante de toda Bolivia: solo hay uno, el d´Orbigny.

Y ahí a uno le vuelve a caer como teja en la cabeza el recuerdo de por qué Manfred Reyes Villa fue revocado y no puede levantar una piedra que ya se encuentra con una sentencia por casos de corrupción que cometió: Estableció aquella miserable tradición de gestión municipal en la Ciudad de Cochabamba que consiste en construir enormes mamotretos de concreto, de cortar el pasto de plazas ya existentes, y abrir caminos de acuerdo a los intereses de la especulación inmobiliarias que beneficie a los amigos, todo mientras se roba el dinero de la gente. A la vez que se ignora, clausura, desplaza, perjudica el espacio público, compartido, y en especial el dirigido al conocimiento y al arte, sumergiendo a nuestra querida llaqta en este pantano de atraso reaccionario.

¿Invertir, yo qué sé, en uno de los pocos museos para mejorar su infraestructura, o la construcción de una mejor biblioteca especializada, tan escasas cuanto necesarias, o invertir para que tenga nuevas secciones con exposiciones modernas, como las de otros países que hacen de los museos casi parques de diversión para niños pero dirigidos al conocimiento? No. ¿Incentivar con mayor decisión y amplitud la visita de los centros educativos e instituciones públicas al museo, para darle mayor viabilidad y hacerle un favor a nuestra gente, dado que tener mayor conocimiento de este mundo no daña a nadie? Tampoco. ¿Aumentar el presupuesto para tener más personal, dándole más oportunidades a la enorme cantidad de investigadores desocupados de Cochabamba, contribuyendo de este modo al conocimiento científico de nuestra región y país? Qué pues.

Para el burguesmaestre de lo que se trata es encumbrar la enorme gloria de acercarse a tener una decena de centros de convenciones en la zona norte de Cochabamba, que le servirá sobretodo a él y pequeños círculos sociales que creen que el centro de Cochabamba está en la Plaza de las Banderas, y no a la gran mayoría de llaqtamasis. De lo que se trata, según su vocero, es que después algunas de las piezas del museo sirvan de ornamento para los lujosos encuentros del Centro de Convenciones, exhibiendo su profunda ignorancia al creer que eso equivale al trabajo de un museo que no es solo un muestrario, sino un centro de producción de conocimiento y trabajo especializado. De lo que se trata para el equipo del burguesmaestre es de desplazar un museo de un lugar conocido e idóneo, al lado de un centro cultural, el Centro Simón I. Patiño ¿para llevarlo a dónde? Al Jardín Botánico, otro espacio abandonado por la miserable tradición de gestión municipal y que no solo padece de la indiferencia, sino de los daños de otra de esas “mega obras estrella” mal diseñadas -habría que hacer la cuenta de si ya también nos acercamos a los diez distribuidores de carros- que hacen del otrora llamado «pulmón de Cochabamba» una isla rodeada y asediada por avenidas, y su entrada un infierno para el peatón.

Por lo que le digo al señor Reyes Villa que la solución a este conflicto no es tan difícil si se piensa realmente en la gente. Le digo, escúcheme y acate el siguiente buen consejo. Continúe con la construcción de un museo al interior del Jardín Botánico como dijo, pero sin desplazar, cerrar y dañar al d´Orbigny, es más, invierta más en este último para que vuelva a una mejor y pronta actividad. Así tendremos dos museos de historia natural, o un flamante nuevo museo dedicado a una de las infinitas posibilidades que nos puede regalar el conocimiento, sin atacar a la ciudadanía cerrando uno de nuestros pocos museos. Esto será de provecho para todos los cochabambinos, en tanto se trataría de un nuevo espacio público, de los que tanta falta nos hace en esta ciudad que parece crecer en contra de sus habitantes, y que además nos daría un lugar más para pasar nuestro tiempo, ya que andamos podridos de aburrimiento de solo poder comer y chupar.

Ahí si necesita un centro de convenciones para organizar uno de esos eventos en los cuales usted y sus amigos se puedan sacar fotos para revistas VIP, de gente VIP, y que a nadie en realidad le importa, haga como yo y busque en Google Maps, encontrará que a menos de diez minutos de su casa hay varios de estos centros para su provecho.

El autor es un cochabambino.

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