Una reciente encuesta de CID Gallup evidenció el bajo nivel de aceptación del presidente Luis Arce, quien ocupa el penúltimo lugar entre los mandatarios de América Latina, con apenas un 10% de aprobación.
Esta cifra coloca a Arce solo por encima de Dina Boluarte, la presidenta de Perú, quien enfrenta desafíos políticos propios. El sondeo refleja una tendencia preocupante en la percepción pública de la gestión presidencial en el país.
Durante su mandato, Arce enfrentó una serie de dificultades que han impactado directamente en la economía nacional. Uno de los principales problemas ha sido la escasez de dólares, lo que ha generado incertidumbre financiera y afectado el acceso a divisas para diversas transacciones comerciales e inversiones.
Esta situación estuvo acompañada por una crisis económica que golpeó a los bolivianos con un incremento significativo de los precios de la canasta familiar.
La inflación, la escasez de productos básicos y la falta de estabilidad económica fueron factores que han alimentado la insatisfacción ciudadana con el gobierno de Arce. A pesar de los esfuerzos del mandatario por estabilizar la economía y reactivar el crecimiento, las políticas implementadas no lograron mitigar de manera efectiva los efectos de la crisis.

