El debut del nuevo sistema de transmisiones del fútbol profesional boliviano generó un caos tecnológico y malestar masivo entre los hinchas este viernes. El partido entre Universitario de Vinto y Guabirá en Cochabamba marcó el inicio del controvertido acuerdo entre la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y Entel, que restringe el acceso solo a clientes de esta operadora estatal.
Decenas de miles de aficionados descubrieron con indignación que no podían ver el encuentro si tenían servicios de otras compañías como Tigo, Viva o Axs. Las redes sociales explotaron con quejas: «Es un monopolio disfrazado», «En mi barrio ni siquiera llega la fibra de Entel», «Ahora nos obligan a cambiarnos de operadora», fueron algunos de los comentarios más repetidos. La aplicación que permitía acceso universal durante el torneo amistoso quedó desactivada sin explicación.
Fernando Costa, presidente de la FBF, defendió el modelo argumentando que inyectará más recursos al fútbol nacional: «Pasaremos de 600.000 a 700.000 dólares anuales por club». Sin embargo, usuarios señalaron la ironía de que el contrato excluya precisamente a quienes financian el espectáculo: los hinchas. «Primero nos suben los precios y ahora nos cobran por ver partidos con mala señal», criticó un aficionado en X (Twitter), mientras otros compartían capturas de pantalla de transmisiones pixeladas o que se cortaban constantemente. Otro mencionó, también en X, que “Hoy, si no eres cliente de #Entel no podrás ver el fútbol boliviano, al parecer el monopolio solo cambió de empresa y el discurso del presidente federativo fue puro humo.”
La polémica profundiza la crisis de imagen del fútbol boliviano, que ya arrastraba malos resultados deportivos y denuncias de corrupción. Analistas señalan que la FBF subestimó el impacto social de su decisión, especialmente en un contexto económico donde muchos bolivianos no pueden costear cambiar de proveedor de internet solo por el fútbol. Mientras Entel celebra su monopolio, las tribunas podrían empezar a vaciarse.