Cuerpo

Buzos especializados encuentran el cuerpo del niño desaparecido

El cuerpo del niño desaparecido el viernes en una lagunilla de la torrentera Pintumayo al norte de la ciudad de Cochabamba ha sido encontrado la mañana de hoy tras media hora de trabajo intenso realizado por buzos especializados del Centro de Instrucción de Buceo de Altura (CIBA) que llegaron de Tiquina para cumplir este trabajo específico.Los buzos reiniciaron hoy a las 7 de la mañana de hoy las tareas de búsqueda y rescate del cuerpo del niño en medio de intensa lluvia y frío.Desde el primer momento efectivos militares del SBRAB junto a bomberos se dieron a la penosa tarea de buscar el cuerpo del menor incluso en horas de la noche del viernes y madrugada del sábado, tareas a las que también se sumó personal del SAR-FAB.Pese a la persistente lluvia caída durante toda la madrugada y la mañana de hoy domingo en cochabamba, 4 buzos de la armada boliviana debidamente equipados iniciaron las tareas de búsqueda y rescate del cuerpo del menor que fue hallado cerca de las 8 a.m. en una operación que fue instruida por el presidente Luis Arce Catacora al Ministro de Defensa Edmundo Novillo en medio del despliegue de rescatistas del SBRAB Y EL SAR FAB. Fuente: MINDEF

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El peor final para Fidel: desapareció el 30 de diciembre y lo hallaron enterrado en su patio

Luego de una búsqueda incansable, finalmente apareció Fidel Yupanqui. Lamentablemente, el desenlace ha sido el peor, pues hallaron su cuerpo enterrado en el patio de su misma casa. El crimen sucedió en la 16 de Julio, El Alto (La Paz).ç Fidel desapareció el 30 de diciembre de 2023, mientras ejecutaba, presuntamente, la venta de su inmueble, de alto valor (400 mil dólares). Todo se dio en medio de un clima de absoluta incertidumbre, pues la familia no supo más de su paradero de forma repentina. La familia sospechó, desde el principio, que algo extraño había sucedido. De hecho, apuntó siempre a un crimen presuntamente perpetrado por los «compradores» de la casa.  La víctima tenía 57 años. Según el abogado Vladimir Gonzales, aparecieron, de pronto, los «nuevos dueños» de la vivienda, quienes aseguraron haber pagado la mitad de los 400 mil dólares.  Se conoce que en anteriores ocasiones, ya hubo intentos por ingresar al domicilio. Sin embargo, los supuestos nuevos propietarios impidieron la acción.  Fue a través de un allanamiento que la Policía dio con el cuerpo de Fidel. Fuente: Opinión

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«Se puede vivir una vida plena sin importar el tamaño de tu cuerpo»: Agus Cabaleiro, la modelo argentina que lucha contra la gordofobia

Agus Cabaleiro se define como una militante del amor propio. La influencer argentina de 27 años, licenciada en publicidad, modelo y creadora de contenido, es conocida por sus miles de seguidores como Online Mami. Cabaleiro es activista del «body positivity», el movimiento que desafía los patrones estándar de belleza y empodera a las personas invitándolas a amar su cuerpo, cualquiera sea su tamaño. Es un mensaje que ella comparte con miles de seguidores en su cuenta @onlinemami_ en Instagram y otras plataformas, así como en su libro «Te lo digo por tu bien. Sobre ser gordas y ocupar espacios con libertad». Agus Cabaleiro habló con BBC Mundo sobre su lucha contra la gordofobia, las limitaciones que aún enfrenta en la sociedad y por qué es tan importante tenernos más respeto y tolerancia. Quería empezar por el título de tu libro: «Te lo digo por tu bien» ¿Por qué ese título? Es una frase que creo que hemos escuchado todas, todes, independientemente del tamaño de nuestro cuerpo. Obviamente se relaciona un montón con vivir y crecer con un cuerpo gordo donde la gente te recomienda cosas o te da consejos o te tira tips «por tu bien» y muchas veces con amor, con buenas intenciones, pero que denotan básicamente gordofobia. ¿Qué tipo de cosas te decían «por tu bien»? Cuando era más chica mi mamá y mi abuela me decían mucho lo de «comé un poco menos porque vas a engordar, te lo digo por tu bien» y también me pasaba mucho con la ropa. «No te pongas un pantalón blanco, no te pongas algo tan apretado, algo tan cortito, te lo digo por tu bien». Mencionaste la gordofobia, ¿cómo la entiendes en tu experiencia personal? La gordofobia es básicamente aversión, miedo a las personas con cuerpos gordos y a ser gordo también. Hay mucho de gordofobia internalizada. Tenemos miedo a engordar o como que se nos paran las antenitas cuando de repente sentimos que nuestro cuerpo está cambiando y que estamos engordando. En tu libro dices que quieres que la gente le pierda el miedo a la palabra «gorda». ¿Por qué? Estamos educados para entender que la palabra gordo es un insulto cuando en realidad es un adjetivo como flaco, alto, bajo, etcétera. El problema son todas las nociones que nosotros relacionamos con la palabra gorda y con la palabra flaca. Cuando pensamos en alguien gordo, o nos enseñan que es así, pensamos en alguien que no tiene salud, que es tonto, torpe, que es feo, que no hace ejercicio, etcétera. Y por contraposición, cuando alguien es flaco pensamos que es saludable, que se ama, que se cuida, que se quiere. Eso es así porque nos enseñan eso desde que nacemos. Entonces muchas personas dan vueltas alrededor de la palabra gorda y buscan eufemismos como «rellenita» o «grandota» para no decir que alguien es gordo o para no reconocerse gorda. ¿Por qué es tan importante la palabra en sí? Siempre dicen que las palabras tienen mucho poder. Para mí es superimportante, justamente para sacarle el estigma que tiene. Yo me acuerdo de tener 14 o 15 años, plena adolescencia, y que me daba un retorcijón en la panza cuando escuchaba la palabra gorda y no la podía nombrar, no la podía escribir. O sea, a ese nivel. Es como algo muy fuerte con la palabra en sí, con el sonido, es muy curioso como fenómeno. Entonces al principio del libro digo eso: uno de los objetivos de este libro es que le pierdas miedo a esta palabra porque ser gorda no es ser nada malo, solamente es un adjetivo. Es una descripción de tu cuerpo. En tu cuenta de Instagram te describes como militante del amor propio, ¿qué significa ser militante del amor propio? ¿cuál es el mensaje más importante que quieres dar? El mensaje más importante es que se puede vivir una vida plena con el cuerpo que tengas, cualquiera sea su tamaño. Y que podés realmente tener una relación de amor hacia uno mismo y hacia nuestro cuerpo porque se puede tener tolerancia, se puede tener respeto, se puede tener amor propio en esa forma. Ése es mi mensaje, se puede vivir una vida plena y feliz, no importa el tamaño de tu cuerpo. Volviendo a tu adolescencia, decías en otras entrevistas que te pasabas el verano muriéndote de calor con jeans. ¿Qué cosas dejabas de hacer? Dejé de hacer millones, pero millones de cosas por tener un cuerpo gordo, porque me enseñaron que no las podía hacer. Cuando era chica había un montón de ropa que no me podía poner porque no había talla y hoy hay un montón de cosas que tampoco me puedo poner porque todavía no hay talla. Y hoy en día, como cuando era adolescente, hay lugares físicos a los que no puedo entrar, por ejemplo, hay boliches donde no te dejan entrar. ¿Cómo que no te dejan entrar? Esto pasó toda la vida, siento que es algo que pasa en toda Argentina y que pasa a nivel mundial. Hay circuitos de lugares para salir a bailar. Por ejemplo, podés ir a bailar a un lugar donde pasan toda música electrónica y la gente se viste de determinada manera. Hay como circuitos de boliches y de bares. Y me ha pasado todas las veces que intenté entrar que claramente no era bienvenida. Hacen pasar a todas tus amigas y a vos te dejan a un costado, y te dicen, bueno esperá y tené el DNI (identificación) en la mano. He llegado a esperar 40 minutos a la noche en la puerta de un lugar para que no me dejen entrar con excusas. Y hay veces que te dicen literalmente «tus amigas no me avisaron que iba a venir una gorda con ellas». Eso me pasó cuando tenía 16 años y me pasó hace dos años prepandemia, esas cosas no cambian. ¿Te pasó muchas veces? Me pasó todas las veces que fui. No me pasó miles de veces porque no fui mil veces a exponer mi salud mental y

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Habitar las preguntas

Juanqui Arévalo ¿podemos hacer que las cosas existan de otros modos? Luego de un paréntesis obligatorio de las convenciones sociales del encuentro, consecuencia de la pandemia, lxs diversxs agentes culturales de nuestros territorios se encuentran en una constante negociación con su presente inmediato para llevar a cabo eventos, conciertos, festivales, presentaciones escénicas, ferias, clases; en fin, innumerables modos de gestionar el encuentro entre personas. Este tiempo es crucial para repensar nuestras políticas del encuentro, un tiempo que nos invita (casi a empujones) a preguntar por ¿cuáles de nuestras prácticas culturales heredadas de otros tiempos son necesarias hoy? Con esta pregunta hago un llamado y una invitación a desmontar ciertas lógicas normalizadas y anquilosadas en nuestros modos de ser y hacer en comunidad, a desaprender estos modos para aprender y crear nuevas maneras de estar juntxs, a escuchar aquello que se encuentra en estado de emergencia, hago alusión a la palabra en sus dos sentidos, emergencia en tanto una situación que requiere de acciones inmediatas y, por otro lado, aquello que comienza a salir a la superficie. Cada acontecer cultural arrastra consigo formas, formalidades, que se practican muchas veces “porque así son”, “así deben ser”, “siempre fueron así”, estas formas pueden ser confundidas o nombradas como tradición ¿serán estas formas heredadas las ideales para esta emergencia? Con esto no me voy a que desmantelemos por completo nuestro acervo cultural, pero si a observarlo con la atención necesaria, siempre a la escucha, para identificar aquellos haceres normalizados, que a lo mejor no responden más a nuestra contemporaneidad. Las culturas responden a nuestras maneras de estar en el mundo, modos de hacer en común, en comunidad, a cómo nos organizamos alrededor de ideas, alrededor de pulsiones, alrededor de deseos y necesidades, al ejercicio creativo, micro político y sensible de convocarnos y ponernos en relación; las formas, las estéticas devienen mucho después. Entonces ¿Cómo no replantear nuestras maneras de hacer mundo hoy? Las formas emergen en tanto las habitamos, en tanto las corporeizamos y las hacemos propias, pero fuera de lo nominal, sino de lo experiencial. La cultura es experiencia, experiencia hecha cuerpo, experiencias atravesando cuerpos. Los cuerpos puestos en relación tienen la capacidad de cambiar el estado de las cosas, de crear realidades, de imaginar posibles, de definirnos y redefinirnos en el hacer. Corremos el riesgo de romantizar y formalizar el pasado bajo el imperativo de “volver a la normalidad”. Cuando esa normalidad acentúa y polariza la diferencia, jerarquiza las prácticas culturales, enfatiza lógicas binarias, discrimina entre cuales culturas pueden y no ser. Corremos el constante riesgo de trazar fronteras, cuando la invitación está en ocupar esos márgenes, observar que tienen un espesor habitable con varias posibilidades de acontecer en el encuentro, en la escucha y la confluencia. ¿podemos hacer que las cosas existan de otros modos? Este tiempo y sus complejidades son la oportunidad de ensayar mundos posibles, hacia la construcción de conocimiento entre voces e identidades diversas. Practicar la confluencia de lo múltiple y combatir la totalización de los sentidos. Si pensamos la cultura como un saber vivo y en constante movimiento, ésta siempre tendrá maneras diversas y multiformes de escapar de su instrumentalización. De ir en contra de la unificación y la estandarización. En un territorio como el nuestro lo múltiple es una potencia. El autor es Danzarín y dramaturgo.

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