Gabriel Boric

Gabriel Boric se reúne con mesa directiva de la Constituyente

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, llegó este martes a la Convención Constitucional para reunirse con la mesa directiva presidida por Elisa Loncón y Jaime Bassa como parte del proceso de transición hacia la asunción del nuevo Gobierno en marzo próximo. Acompañado de la diputada Camila Vallejo y de su asesora, Javiera Cabello, el presidente Boric llegó a la sede del Congreso en Santiago para sostener una reunión protocolar con la mesa directiva de la Convención, tal y como había anunciado. De acuerdo a lo que se indicó, Boric se reunió a puertas cerradas con la mesa directiva de la instancia y el encuentro fue destacado por Loncón a través de su cuenta en Twitter: “La Convención Constitucional seguirá caminando a paso firme para materializar los sueños de Chile, juntos seguimos con más fuerza que nunca”. Luego de este breve encuentro, el mandatario electo se reunió con la mesa adjunta de la Convención, que incluye otras siete vicepresidencias, donde están representados prácticamente todos los conglomerados que componen la Convención. Se trata, de acuerdo al entorno del presidente Boric, de un gesto simbólico y un respaldo al trabajo de la Convención, sobre todo tomando en cuenta que en casi seis meses el presidente saliente Sebastián Piñera no se ha reunido con la mesa del órgano constituyente, que comenzó su trabajo el 4 de julio pasado.  A su entrada a la antigua sede del Congreso chileno, Boric dio un fuerte abrazo con Loncon, quien durante la campaña hizo explícitos llamados a favor de su candidatura pidiendo votar por lo que llamó la propuesta que está defendiendo la nueva Constitución, en alusión al diputado magallánico. De hecho, Boric recalcó durante toda su campaña y en el programa de Gobierno la importancia de defender el trabajo de la Convención, que este año debe culminar su trabajo de redacción de Carta Fundamental que será sometida a un plebiscito de salida en el invierno austral próximo. También dijo este martes que hará «todo lo que esté a nuestro alcance para apoyarlo». Fuente: teleSUR

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Abriendo las grandes alamedas

Atilio A. Borón Buenos Aires / Página12. – Pasó casi medio siglo. En el medio una atroz dictadura que torturó, mató, desapareció y exilió a cientos de miles de chilenas y chilenos. Aparte saqueó el país y enriqueció a los jerarcas del régimen, comenzando por el propio Augusto Pinochet y familia. Luego, con el retorno de la “democracia” -en realidad, un muy bien montado simulacro, con todas las formas, pompas y circunstancias de aquella, pero huérfano de sustancia real- transcurrirían largos treinta años en donde germinó con fuerza la semilla maldita sembrada por el dictador y sus compinches. Sus frutos fueron una sociedad tremendamente desigual, que además rompió sus tradicionales lazos solidarios y se entregó al espejismo resumido en la fórmula acuñada por el régimen: la ciudadanía es el consumo. En otras palabras, el triunfo de la “antipolítica” y, por extensión, la obsolescencia de toda forma de acción colectiva.  A lo anterior se le agregó el saqueo de las riquezas del país y su transferencia a poderosas oligarquías empresariales, el incondicional alineamiento de Chile a Washington, escandalosamente representado por ese fotografía de Sebastián Piñera en la Casa Blanca donde hacía coincidir la estrella de la bandera chilena con las cincuenta del pabellón imperial, graficando la aspiración de la elite de su país de convertirse en una colonia de Estados Unidos. Treinta años en donde lo que hubo fue continuidad y no ruptura entre el pinochetismo y el régimen sucesor, lo que daba al traste cualquier pretensión de hablar seriamente de una “transición democrática.” “Fueron treinta años, no treinta pesos” decían los protagonistas de las grandes luchas sociales desencadenadas el 18 de octubre del 2019. En ese momento las masas populares vislumbraron la cercanía de aquellas grandes alamedas que Salvador Allende había invocado en su último discurso y comenzaron a caminar en esa dirección. Fue una larga marcha, cuesta arriba y erizada de trampas y obstáculos de todo tipo. Pero pese a todo se avanzaba: pinochetista»>el repudio a la Constitución pinochetista, el llamado a una Convención Constitucional y su concreción, con la significativa gravitación que en la misma adquirieron las fuerzas contestatarias y la presidencia ejercida por una lideresa mapuche, Elisa Loncón Antileo fueron otros tantos hitos de ese irresistible avance. Pero había todavía un desafío mayor: constituir una coalición que pudiera librar batalla contra una derecha que estaba muy lejos de darse por vencida y que bajaba a la liza electoral con la cancha inclinada a su favor. Lo vimos este domingo: los medios en una rabiosa campaña anticomunista, denunciando al “extremista” Boric; la Televisión Nacional desalentando la concurrencia del electorado con apocalípticos pronósticos de una ola de calor; y, peor aún, la grosera y antidemocrática maniobra gubernamental de ordenar que los medios de transporte público de superficie (“las micros” en la jerga chilena) no se salieran a la calle y permanecieran en sus garajes. Pero todo fue inútil, y la coalición de Apruebo Dignidad, conformada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, con el apoyo de otras fuerzas, se alzó con una aplastante victoria que ningún a encuesta supo predecir: Boric obtuvo el 55,87% de los votos contra 44.13% de Kast. No es un dato menor que con aquel guarismo Boric prácticamente iguala la marca máxima en una elección presidencial: el 56.09% que había consagrado a Eduardo Frei Montalva como presidente de Chile en 1964. Hay tantísimas cosas por decir en relación a esta conmovedora y esperanzadora apertura de las grandes alamedas. Primero, la importancia la decisión de salir a buscar a quienes habían protagonizado las grandes protestas populares pero no habían votado en la primera vuelta. La concurrencia electoral fue del 55.65%, y esa fue la clave del triunfo de Boric. No salió a buscar los votos del cuasi inexistente “centro político” arriando las grandes banderas de las jornadas de Octubre sino convocando a las barriadas populares. Segundo: le espera una tarea durísima: deuda social, crisis económica, pandemia, y todo bajo el inclemente ataque de la derecha. Es de esperar que al entrar a La Moneda (¡ojalá antes!) el espíritu de Salvador Allende se pose sobre el joven presidente y le transmita toda su sabiduría y sus valores. Por ejemplo, su confianza ilimitada en el pueblo y su imprescindible organización, único reaseguro con que contará ante la implacable guerra de la que será objeto.  La certeza que Allende tenía de que la clase dominante chilena jamás aceptará un gobierno de izquierda y que, tal como le ocurrió (y ya le está ocurriendo a Boric: ver la reacción de la Bolsa el lunes, caída del 6% y disparada del dólar) apelará a cualquier recurso con tal de frustrar su obra de gobierno. Y, por último, la absoluta convicción que también tenía el Presidente Mártir de que se deberá resistir las maniobras del imperialismo y la derecha, la casta política y sus voceros y articuladores en los medios, ONGs y otros poderes fácticos, que combinarán con calculada astucia sus típicas presiones y extorsiones con ciertos gestos “amistosos” tratando de ablandar a Boric, todo lo cual tiene como único e innegociable objetivo debilitar y, de ser posible, acabar con su gobierno y convertir a Chile en la estrella 51 de Estados Unidos. Esa brújula allendista será fundamental para concretar con éxito lo que sin duda será una durísima y prolongada disputa social, en donde la concientización y organización del campo popular jugarán un papel absolutamente crucial. El autor es sociólogo y analista político. atilioboron.com.ar

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Chile: Se abrió el sendero

Andrés Huanca Rodrigues La victoria de Gabriel Boric en las elecciones presidenciales de Chile llegan con una gran carga de esperanza y alivio para la mayoría de los votantes chilenos, como de otros países latinoamericanos. No en vano en su primer discurso tras las elecciones, Boric selló su victoria con la frase “la esperanza le ganó al miedo”, en referencia a la campaña de terror desplegada por el candidato de extrema derecha, José Antonio Kast, que en base al temor al comunismo, terrorismo, migración, feminismo, disidencia sexual, pretendía imponerse en los votos. “Esperanza” pues, en las promesas de transformación social en uno de los países más desiguales del mundo. Pero por otro lado, seguro no habrán pocos que recuerden que también la “indignación el ganó al miedo”, en relación a que la victoria de Boric es también hija de la verdadera madre de este periodo en Chile, la gran sublevación antineoliberal de octubre del 2019. De allí que uno de los signos más celebrables de esta posesión es que, hasta donde sabemos, acompañará a sus otras hermanas, la Convención Constitucional -escenario en donde se tienen posibilidades concretas de cambios estructurales-, y las importantes victorias de una izquierda renovada, como de Irací Hassler del Partido Comunista (PC), en las elecciones de alcaldes, concejales y gobernadores en mayo, ocasión en la que se le da oportunidad a la nueva izquierda de demostrar que también puede hacer gestión eficiente con justicia social en grandes ciudades como Santiago. En síntesis, los comicios de este domingo muestran que la energía transformadora de la sublevación de octubre sigue su curso, frente a las dudas que levantaba la victoria en primera vuelta de Kast y que de haber ganando la segunda de seguro habría puesto una furibunda resistencia a esta, limitando necesariamente sus alcances. No obstante, es importante resaltar que ser parte o resultado de la sublevación popular, no es lo mismo que ser toda la sublevación popular. Así como el movimiento popular chileno que se levantó por la alza de precios del metro el 2019 supone una heterogeneidad de criterios de transformación, agendas y formas de protesta, así también es la izquierda dispuesta y es capaz de llevar a cabo su lucha por la vía electoral. Boric llega como candidato de una coalición de izquierda heterogénea, el pacto “Apruebo Dignidad”, que a su vez tiene entre sus principales fuerzas otras coaliciones como el “Frente Amplio”, que dispone a Boric como candidato, y por otro lado, “Chile Digno”, que tiene entre sus protagonistas al PC. Y llega a la candidatura de esta coalición de diversas izquierdas, por ejemplo, con duras críticas a procesos revolucionarios como el cubano, e incluso solidarizándose con las movilizaciones de este año en contra del presidente Miguel Díaz-Canel. Al contrario de su rival en ese momento, el candidato del PC, Daniel Jadue. No obstante, así y con diferencias relevantes, ambas y otras fuerzas, entre las cuales es destacable el feminismo, conformarán el nuevo gobierno chileno. De allí que se tiene que ser minucioso en el balance. La heterogeneidad programática entre izquierdas que componen el gobierno auguran disputas y diferencias en su seno, rasgo común en las estrategias “frente-amplistas”. Por otro lado, vistas las posturas vertidas en otras ocasiones por Boric sobre la región latinoamericana, no debería sorprender a otras izquierdas el desentono ocasional del nuevo presidente chileno con la linea de algunos gobiernos como el venezolano, cubano e incluso boliviano. Sin quitar que el nuevo gobierno chileno supone un alivio y esperanza para Bolivia, ahora que pasaron las amenazas supremasistas de Kast de construir una zanja que evite que bolivianos migremos al país vecino, y que Boric condenó sin tapujos el golpe de Estado en contra de Evo Morales, pensar que Boric se alineará sin pensarlo con los herederos directos de la primera oleada progresista parece por el momento ingenuo. Con todo, el conflicto y disputa en la izquierda chilena no es un pájaro de mal augurio. Lo contrario. Continuando con el impulso transformador de la sublevación popular chilena del 2019, el polo de discusión de qué Chile quieren los chilenos se ha pasado a la izquierda del debate social y político. La elección de Boric al frente de la izquierda en esta coyuntura era inevitable, y la izquierda chilena supo discernir eso cuando le dio una victoria nada apretada frente a Jadue. El candidato del PC, fácilmente hubiera sido derrotado en el Chile de hoy por la derecha moderada. La capacidad de Boric de ser aceptado en el centro político que quiere cambios pero que todavía teme al comunismo fue clave en la segunda vuelta. Sin embargo, no debería ser despreciada para la demás izquierdas el efecto de “mover el tablero” del ascenso de este centro izquierda; porque no es lo mismo que la avanzada estatal esté marchando hacia el fascismo y la izquierda en la resistencia que clama por un mínimo de derechos, que la disputa política e ideológica tome como centro de gravedad la izquierda y centro izquierda. Allí un segundo aspecto celebrable de esta elección, más allá de que se posesione a un nuevo presidente, las diferentes vertientes de izquierda y resistencia también crecen en “la hija predilecta del neoliberalismo”, tanto en puestos políticos y de gestión, como a nivel cultural en un nación que se muestra más receptiva a sus argumentos, debates y propuestas. Por eso, como suele suceder con el “frente-amplismo”, se abre una nueva arena política en el mismo frente con vistas a determinar qué tendencias encabezarán las próximas coyunturas. Claro, siempre con la amenaza de que los errores y resultados insuficientes provoquen el temible movimiento pendular hacia la derecha, todavía armada mediática, política y económicamente. Por eso no estamos aún frente a las alamedas de las que habló Salvador Allende, o peor ante el “temible comunismo” del que habla la derecha internacional. Lo que sí, pienso que se abrió un nuevo terreno de lucha, en medio un proceso innegable de avanzada de la heterogénea izquierda latinoamericana: Definitivamente, se abrió el sendero. El autor es

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Presidente Arce saluda la victoria de Boric en Chile

El presidente Luis Arce felicitó en las últimas horas a Gabriel Boric, candidato de Apruebo Dignidad, por su victoria en la segunda vuelta presidencial en Chile, el mandatario electo asumirá el 11 de marzo de 2022. “Saludamos el triunfo electoral de @gabrielboric, que es el triunfo del pueblo chileno. La democracia latinoamericana se fortalece con base en la unidad, el respeto y, sobre todo, la voluntad de nuestros pueblos. ¡Felicidades al presidente electo de #Chile! (sic)”, expresó Arce a través de su cuenta de Twitter. El izquierdista Boric, ganó el domingo la segunda vuelta de las elecciones generales de Chile, alcanzando 4.608.362 de votos, que representa el 55,86 % en contra de José Antonio Kast, del Partido Republicano que obtuvo el 44,13%.

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