Gerson Rivero
“Hay personajes atrapados en el mito. Una frase, cuatro lugares comunes, una perspectiva ideológica estrecha, 200 fotos. Y luego el mito adquiere una vertiente mercantil, camisetas, posters…pero el mito es un derecho, ¡maldita sea! Las sociedades tienen derecho al mito. Los ciudadanos tenemos derecho al mito”, reflexiona el historiador mexicano Pablo Ignacio Taibo II en la introducción de un documental denominado ‘Ernesto Guevara, también conocido como el Che’, título homónimo de un libro escrito por él mismo. “Por lo menos construir un mito que tenga pies, que toque la tierra. No mentir, no engañar, no hacer hagiografía barata…”, prosigue. Y en una entrevista con el diario El País de España aclara. “No tengo nada en contra de los mitos, una sociedad sana los necesita, pero me interesaba un mito cargado de información».
Octubre es un mes de muchos mitos latinoamericanos, básicamente argentinos. El 9 de octubre se recordó la muerte del Che Guevara; el 23 cumplió 70 años el músico Charly García, con grandes homenajes y celebraciones; y casi cerrando el mes, el 30, Diego Maradona estaría cumpliendo 61 años. El año pasado, aún con vida, sus 60 fueron motivo de grandes homenajes.
Y entre medio está nuestro Evo Morales, que cumplió 62 años el 26. Es su segundo cumpleaños fuera de la Presidencia que ocupó durante casi 16 años hasta ser derrocado el 10 de noviembre de 2019. Al igual que los antes mencionados recibió homenajes y felicitaciones de diversos lugares. Sólo por mencionar alguno, el cantante argentino Víctor Heredia le dedicó su legendaria canción “Todavía cantamos”.
Evo es odiado y vilipendiado por una parte de la población boliviana y amado e idolatrado por otra. No es una cuestión matemática ni quirúrgica, pero básicamente la primera parte está conformada por una clase media que en los 16 años de Evo increíblemente vivió con miedo a perder sus privilegios mientras crecían su patrimonio y sus beneficios.
El otro grupo se sostiene en una amplia clase popular que sí se de cuenta que su situación mejoró de alguna manera tras ese mismo periodo. Al menos se vio representada, dejó de ser invisible como lo fue en casi 200 años de vida republicana.
Lo curioso es que no importa de qué lado estés (y lastimosamente hay muy poco margen para una posición intermedia u objetiva), Evo Morales sigue siendo el personaje más presente en la cotidianidad boliviana, incluso dos años después de estar fuera del poder.
Pero, además, nos guste o no el expresidente, es innegable que Bolivia estuvo durante todo este tiempo en el radar mundial gracias a él. Es decir, cualquier lugar del mundo donde uno se presente como boliviano, la primera asociación que harán será con Evo Morales (para bien o para mal); así como Maradona o Messi con los argentinos o Pelé con Brasil.
Y es así que se construyen los mitos. Y es así que los mitos se sobreponen a la cotidianidad y a los intentos de ser borrados de la historia. En Venezuela se sigue hablando del “chavismo”, en Argentina del “peronismo” y el “kirchnerismo” o en Cuba del “castrismo”.
En la historia boliviana hay pocos personajes con esa trascendencia. Tal vez el más llamativo sea Simón Bolívar, de quien asumimos el nombre de la Patria. Es célebre la frase de Fidel Castro “la historia me absolverá”. Pues lo mismo habrá que esperar con Evo. Es muy poco tiempo para evaluar desde su salida del poder, pero hasta ahora, sea que lo odien o lo amen, su figura sigue intacta. Insisto, así nacen los mitos parafraseando a Ignacio Taibo, probablemente sea porque el pueblo sienta que se lo merece.
El autor es periodista.