La fragmentación interna y la división de sus facciones no son una señal de ruptura del Movimiento Al Socialismo (MAS), sino un proceso de “reacomodamiento”, de acuerdo al exministro de Educación Roberto Aguilar.
“Yo creo que no (no hay ruptura). Lo que se está haciendo es reacomodar los espacios, porque innegablemente dentro del MAS (…) la dispersión de las presencias y las articulaciones de personas y de pensamientos genera siempre momentos de ruptura; (pero) lo veo más como un momento de reacomodo”, respondió al ser cuestionado en el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, sobre la situación del MAS.
Aguilar fue ministro de Educación durante 11 años de manera continua en los gobiernos de Evo Morales. Inclusive llegó a recibir un reconocimiento por su antigüedad.
El exministro vivió la época de la dictadura de Hugo Banzer, el retorno a la democracia en 1982, el periodo neoliberal y la construcción del Estado Plurinacional.
MAS
Por ello, consideró que hay dos concepciones diferentes dentro del MAS, entre aquellos que estuvieron desde el principio y los que se fueron sumando al proceso de cambio.
“Los que lucharon desde el principio son los que se mantienen articulados a Evo Morales; los nuevos, aquellos que ingresaron en el momento de ser gobierno, se han ido acomodando en una posición diferenciada (…); en un contexto de pertenencia a una clase social”, analizó Aguilar.
En su criterio, la “ruptura” es entre los que “lucharon” y los que se incorporaron directamente a los puestos de autoridades.
“Como proyecto histórico, yo no veo que el MAS esté rompiéndose; el proyecto sigue en un liderazgo planteado por Morales. Lo que sí se está rompiendo son las formas hegemónicas que existían en ciertos ámbitos como las organizaciones sociales; ahora se ve un retorno a la ‘prebendalización’ y un manejo distorsionado que hay que sacar definitivamente del MAS”, criticó la exautoridad.
Con la división de sus facciones, las organizaciones sociales fundadoras —federación de campesinos, interculturales y Bartolina Sisa— se inclinaron al ala arcista del partido y dieron la espalda al evismo.
Este hecho impide al MAS renovar su directiva, puesto que su estatuto orgánico determina que tanto las organizaciones sociales como la directiva, liderada por Morales, deben consensuar la convocatoria y el posterior congreso.
En ese sentido, surgió dentro del oficialismo el discurso de que el instrumento político pertenecía a las organizaciones sociales, no a una persona. En referencia al expresidente.
‘No hay dueños’
Aguilar calificó esta postura como “una convicción economicista extrema”. “No hay dueños del MAS, es (de) quienes han luchado por el MAS, quienes luchan por el MAS y quienes van a luchar por el MAS, como el proyecto histórico de los movimientos campesinos, indígenas”, expresó.
En su criterio, no existen fundadores del partido, sino un proyecto histórico que se ha construido y formado con el tiempo.
Recordó el contexto en el que esta nueva izquierda, con mayor atención a lo indígena, se rebeló a la izquierda tradicional, que solo velaba por el sector obrerista y veía al indio como una masa de votantes a los que podían utilizar para acceder al poder.
“Lo que preocupa cuando uno lo ve de adentro (…), sin necesidad de entrar a nombres, hay muchos que hoy cuestionan el liderazgo de Evo Morales o un aparente MAS radical. Para mí, hay un solo MAS, que es el proyecto histórico”, ratificó.
Para Aguilar, la separación entre evistas y arcistas, términos que prefirió evitar utilizar, es “históricamente injusta”. “(Arce) no se metía en la política (…); no estuvo en la lucha universitaria, no estuvo en la lucha social, no se vinculó a sectores en la lucha contra las dictaduras o el neoliberalismo”, criticó.
De igual manera, muchos de los que ahora presiden las organizaciones sociales, apuntó, tampoco vivieron ese contexto de lucha.
Paralelamente a la entrevista de Aguilar, en la Asamblea el ala evista ratificaba su demarcación del ala arcista, la cual acusó a la otra facción de golpistas. Luego de que Andrónico Rodríguez, en ejercicio de la presidencia interna de la Asamblea, sesionara con la oposición.
La Razón