Cochabamba, Bolivia, 4 de junio de 2025. El expresidente Evo Morales rechazó este miércoles las acusaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre supuestas acciones desestabilizadoras por parte de sus seguidores, y afirmó que Bolivia no enfrenta solo una crisis política, sino una «tragedia social» que afecta a la población con menos recursos.
Morales denunció el deterioro económico, el aumento de la pobreza y la pérdida de esperanza en la población. Acusó al gobierno de Luis Arce de haber destruido, en poco tiempo, la estabilidad lograda durante su gestión. “Los mercados están vacíos de economía, pero llenos de angustia”, afirmó.
El exmandatario también apuntó al debilitamiento institucional. Señaló que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ya no actúan con independencia, sino subordinados al poder político. En su criterio, estos órganos se convirtieron en herramientas para manipular la voluntad popular y cerrar el paso a candidaturas opositoras.
El martes, la Cancillería emitió un comunicado ante la comunidad internacional en el que lo responsabilizara por los bloqueos instalados por sectores afines a su liderazgo. El Gobierno alertó sobre las consecuencias de estas medidas, que afectan el suministro de combustibles y alimentos, y acusó al evismo de intentar forzar una candidatura inhabilitada por ley.
El expresidente, sin embargo, defendió las movilizaciones como una expresión legítima del pueblo, más allá de intereses personales. Aseguró que las protestas no se centran en su figura, sino en el reclamo por justicia, democracia y condiciones mínimas de vida. “Cuando un gobierno que fue elegido con el 55% hoy apenas tiene el 2%, no es una oposición la que habla: es el pueblo que se levanta”, afirmó.

