Alto Comisionado de las Naciones Unidas llama a investigar los hechos violentos y de racismo en Santa Cruz
Foto: ABI
El Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, a través del Servicio Plurinacional de Asistencia a la Víctima (SEPDAVI), presentó junto a las víctimas, una denuncia formal contra el subgobernador de la provincia Ñuflo Chávez, Daniel Velazquez; el presidente del Comité Cívico de Concepción, David Moreno; y Jhonny Gómez por los hechos de racismo y discriminación suscitados en contra de pobladores ayoreos. Por «acciones y aseveraciones con las cuales su autoridad podrá constatar acciones racistas y discriminatorias por el solo hecho de pertenecer a una nación originaria como lo es la Ayorea y que el hecho de no comulgar con sus acciones separatistas y discriminatorias nosotros no tenemos la calidad de persona sino de una lacra social (Sic)», se lee en la fundamentación de la denuncia presentada por las víctimas ante el fiscal de materia del municipio de Concepción del departamental de Santa Cruz. Las personas mencionadas fueron denunciadas como autores e instigadores de los delitos de Racismo, Discriminación, Difusión e Incitación al Racismo o a la Discriminación previstos en la Ley 045 contra el Racismo y toda forma de Discriminación. Además de actos de violencia. La denuncia fue presentada a raíz de los hechos de racismo y discriminación cometidos contra la población ayorea en el municipio de Concepción el pasado viernes, luego de que la autoridad local junto a un grupo de personas arremetieran violentamente contra un grupo de ayoreos que tomó la carretera de Concepción en reclamo al paro cívico impulsado por el gobernador Fernando Camacho. Tras las agresiones físicas que recibieron con chicotes y cables, los pobladores ayoreos fueron amenazados con ser expulsados del territorio que ocupan y fueron acusados de ser delincuentes y drogodependientes. Además fueron despojados de celulares, entre otras vulneraciones . Al respecto, en su denuncia, las víctimas relatan que entre las personas agredidas se encontraban mujeres embarazadas y personas adultas mayores. Las agresiones, amenazas y expresiones racistas y discriminadoras propiciadas por los denunciados en contra de los pobladores ayoreos, se enmarcan en los delitos mencionados. Por ese motivo, esta cartera de Estado se encuentra realizando el patrocinio legal y apoyo psicológico a las víctimas de dichos actos.
Justicia formaliza denuncia por racismo y discriminación a ayoreos de Concepción Leer más »
La XVI Asamblea General del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Calibre (Filac), que se celebró ayer, jueves, y hoy, viernes, en Madrid, España, encomendó a los Estados miembros a trabajar en la adopción de medidas nacionales y globales para enfrentar el flagelo del racismo y la discriminación, destacó el vicecanciller, Freddy Mamani. En una entrevista con la ABI, vía telefónica desde Madrid, la autoridad informó que las conclusiones que se destacan de este importante evento son trabajar en temas de autodesarrollo, mitigación, adaptación, resiliencia al tema del cambio climático a partir de los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas. “Pero además se ha encomendado a los Estados miembros a que puedan trabajar en la adopción de medidas nacionales y globales para enfrentar este flagelo del racismo, la discriminación, la xenofobia, el discurso de odio”, resaltó. Señaló que en el evento también se planteó el concepto del sexismo, la estigmatización y las distintas manifestaciones de violencia que la pandemia del COVID-19 develó en la sociedad en su conjunto. Además, se reafirmó que los pueblos tienen derecho a sus propias medicinas tradicionales y a mantener sus prácticas de salud, incluso a conservar sus plantas curativas vitales, como parte de respuesta a la crisis sanitaria y sus consecuencias, acotó. Mencionó que considerando que la XVI Asamblea General coincidió con la celebración de los 30 años de vida institucional de Filac, se acordó seguir trabajando en la implementación del plan de acción sobre los derechos de los pueblos indígenas. “Fue muy importante (…) conmemorar 30 años, pero además replantear los desafíos que tienen que ver en esta crisis que enfrenta la humanidad, la crisis climática, la crisis energética, la crisis alimentaria, la crisis de los fertilizantes y los conflictos que está afectando gravemente a los países en desarrollo y en particular a los pueblos indígenas”, enfatizó. Explicó que el Filac es un organismo intergubernamental creado en 1992, en el marco de la segunda Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, cuyo mandato esencial fue promover el autodesarrollo de los pueblos indígenas. “El Filac es el único organismo multilateral a nivel mundial que tiene una gobernanza paritaria entre Estados miembros y pueblos indígenas (…). El Filac tiene un observatorio regional de derechos de los pueblos indígenas”, remarcó. Fuente: Agencia Boliviana de Información (ABI)
Arián Laguna Es difícilmente refutable que el movimiento pitita en el fondo fue la expresión de la crisis histórica de sectores medios tradicionales que no sólo han vivido un proceso de creciente marginación política y económica, sino también un proceso de humillación histórica puesto que quienes los han marginado son los “indios” y los “cholos”; por tanto, no sólo es una clase en crisis, sino una clase profundamente humillada. A diferencia por ejemplo del marginamiento y resentimiento que producía el poder de la Rosca entre las clases medias durante el periodo oligárquico. Ahora bien, más allá de ese apunte que en realidad ya es sabido por todos, aquí quisiéramos concentrarnos por la forma del movimiento pitita y lo que ella puede decirnos. Una de sus características centrales fue la rapidez y transparencia con la que pasó de un discurso de “la defensa de la democracia y la tricolor” al aplauso abierto y público de las matanzas de indios y a rezar en las puertas de los cuarteles; es decir, lo que realmente contenía como movimiento histórico se hizo visible con excesiva facilidad y velocidad. Creemos que esto nos dice algo sobre las clases medias tradicionales del país y el estado de crisis en que han entrado no sólo a nivel social sino también de producción ideológica. Lo llamativo durante el gobierno de Áñez no fueron las estupideces de Arturo Murillo, sino su eco social. Obviamente las intervenciones del ex Ministro de Gobierno son sólo un ejemplo caricaturesco de ese proceso; lo que realmente importó fue que el racismo se convirtió en una forma explícita de gobernar, desde las matanzas, los encarcelamientos, las amenazas y los insultos públicos, hasta la suspensión de programas públicos vinculados a lo indígena. La lucha contra el “masismo” se convirtió en la forma disimulada de luchar contra lo indígena. Así, uno de los sentires más profundos del espíritu tradicional nacional se convirtió en una práctica abierta de gobierno. Pero más significativo aún fue el hecho de que esta forma de gobernar fue abiertamente aplaudida por amplios sectores de las clases medias, y al menos tolerada por otros como una violencia y un racismo tal vez excesivos, pero lamentablemente necesarios. Más allá de que esto nos pueda parecer indignante, esta transparencia del movimiento pitita expresó a su vez la crisis ideológica no de quienes lideraron el gobierno de Áñez, sino de las clases que los apoyaron activa o pasivamente. Cuando las fantasías y el sentir inmediato de una clase se hace discurso público («lo políticamente correcto sería meter bala» Arturo Murillo dixit) esa clase está expresando una deficiencia en la producción de mediaciones ideológicas, pues los intelectuales, por más inútiles que puedan ser vistos por la sociedad, tienen al menos ese rol social: transformar el sentir de las clases en discursos colectivos capaces de disputar simbólicamente con otros. Si bien el origen de la crisis social de las clases medias tradicionales puede ubicarse en la disolución de las haciendas y la estatización de la gran minería en el 52, sería inútil quedarnos en explicaciones de tan larga data; es más fructífero pensar en la reconfiguración social que se ejecutó a partir de 1985, la cual incluyó una importante rearticulación de Bolivia al capital transnacional, y un proceso de reforma modernizador y neoliberal del Estado. El rol de las clases medias tradicionales fue convertirse en los ejecutores locales de ese modelo: tanto desde el polo más conservador hasta el más progresista, un grueso de estos sectores tradicionales del occidente se convirtieron en funcionarios directos o indirectos ya sea de las empresas transnacionales, los organismos internacionales, las ONGs o el “consultorado” estatal. Pero no sólo fue un acto de rearticulación en la organización económica y estatal, sino también en la producción ideológica. Si bien lo más avanzado en términos de producción intelectual del neoliberalismo se produjo durante el gobierno de Sánchez de Lozada (multiculturalismo, desarrollo local, descentralización, interculturalidad, etc.) – su discurso era mucho más sofisticado y complejo que el de Paz Zamora o que el de Bánzer – también era mucho más dependiente del extranjero pues sus ideas matrices eran producidas en las sedes y conferencias de los organismos internacionales y por consultores extranjeros. Los consultores y funcionarios bolivianos eran reproductores y ejecutores locales de esas líneas maestras (aunque esto no niega que se apropiaron de esas ideologías y discursos, los vernaculizaron y se convirtieron en sus defensores). El modelo del MAS puso en crisis esa estructura pues absorbió muchas de las funciones cumplidas por el capital transnacional y la cooperación internacional al aparato burocrático estatal. Esto obviamente generó una crisis social y económica entre amplios sectores de las clases medias tradicionales por el simple hecho de que los dejó sin esas fuentes de ingresos, pero también, y es a lo que apuntamos, también generó una crisis en su capacidad de producir ideas y proyectos. La combinación de la frustración y rabia por el marginamiento económico y político, combinada con la pérdida del andamiaje institucional para la producción de ideas, parecen estar llevando a varios de estos grupos al vacío discursivo y al recurso a la violencia. Así, el fin de veinte años de dependentismo ideológico parecen expresarse no sólo en la incapacidad de los representantes políticos de las clases medias tradicionales de producir ideas políticas que vayan más allá de una vaga (e inconsistente) defensa de la democracia, sino también en una tentación fascistoide de convertir los sentimientos violentos y racistas en una forma de hacer política. Sin embargo, no basta con destruir o absorber, es necesario reconstruir. Las trincheras ideológicas de la clase media han sido carcomidas (y sus lazos con la producción ideológica internacional muy debilitados), pero alarmantemente desde el lado del MAS no han sido reemplazadas más que con oficinas burocráticas. El andamiaje de producción intelectual del centro y la derecha han quedado mermados, pero el del bloque que gobierna no logra renovarse más allá de la matriz discursiva de 2005. Esto en parte explica no sólo el carácter masivo de la movilización
El movimiento pitita y problemas de mediación hegemónica Leer más »
El presidente Luis Arce Catacora expresó este domingo su preocupación por la incitación al racismo que generan políticos de la oposición de Santa Cruz, pidió respecto a la wiphala y exhortó a no repetir más ultrajes a este símbolo patrio. «¡La wiphala se respeta hermanos! Se respeta porque es el lenguaje, la historia, el resumen de toda la lucha de los pueblos originarios de nuestro país y no se borrará por el capricho de un grupo de personas. No se borra con una paradita de ‘gallo viejo’», sentenció Arce en su primera aparición tras su viaje a Nueva York. El pasado 24 de septiembre, en los actos protocolares por la efemérides de Santa Cruz, el Gobernador, Luis Fernando Camacho, miembros del Comité Cívico y simpatizantes protestaron ante el izamiento de la wiphala por parte del vicepresidente David Choquehuanca, que fungía como presidente en ejercicio, y exigieron se lo retire del mástil. «Vemos con mucha preocupación el regreso de algunos sectores racistas, de algunos sectores que nunca han entendido que Bolivia son los nueve departamentos, que no es una cuadra, que no son los amigos”, indicó el Mandatario. Señaló que Santa Cruz “no es la hacienda de nadie, Santa Cruz es de todas las bolivianas y los bolivianos”. Por otro lado, desde el Gobierno central se anunció que se iniciarán acciones penales por el ultraje de símbolos patrios y actos de racismo y discriminación ocurridos en la capital cruceña. Arce Catacora participó este domingo junto a otras autoridades de la recepción de proyectos para el municipio de Achacachi, departamento de La Paz.
Arce: “La wiphala se respeta, no se borrará por el capricho de un grupo de personas” Leer más »